Julio Felipe Federico Pinglo Alva es considerado el más grande compositor de música popular peruana que dio el siglo pasado.
Pinglo fue el bastión que defendió el vals peruano ante el embate del foráneo y con él, la música criolla llegó a encumbrarse en el gusto de los limeños de todos los tiempos.
Pinglo le abrió las puertas de la poesía al valse peruano y supo que la canción peruana tenía que ser elaborada llegando hasta los estratos más profundos de la condición humana.
Falleció el 13 de mayo de 1936 en su casa de la Penintencia y nació en Lima, el 18 de julio de 1899, en la calle del Prado, Barrios Altos. Hijo de un modesto normalista. Su madre falleció a los pocos meses de nacer Felipe.
En momentos de su muerte, estaba su esposa Hermelinda Rivera y sus dos únicos hijos , Carmen y Felipe, quienes pese a su corta edad habían sido llevados a esta temprana hora junto al padre moribundo que quiere bendecirlos .
Más allá, un grupo de íntimos, que se habían dado cita para velar sus últimas horas, se sobrecogían de dolor ante la patética escena.
En el mismo instante que muere el bardo comienza su leyenda; leyenda alimentada por la creciente admiración que provoca la difusión de su cuantiosa obra de la que no se sabe, y sorprende más la riqueza armónica de sus melodías, la variedad de sus temas o la pulcritud en el empleo del idioma.
Como en todo mito, en torno a Pinglo se mezcla la verdad con las especulaciones.
Así , más por tradición oral que por los escasos trabajos investigatorios que se ha realizado , se conoce de su infancia melancólica .
Privado de la madre, quien muere como consecuencia del parto.
Encomendado por el padre- que tiene que cumplir sus deberes pedagógicas fuera de Lima- a las tías Venturita y Gregoria que lo mima.
Estas ausencias pareciera que marcaron al niño para siempre.
Guadalupano , hincha del Alianza Lima, frustrado jugador de fútbol , tocaba la guitarra al revés, es decir, con la zurda, sin cambiar el encordaje, excluyente con el grupo de amigos que lo seguían, sólo algunos conforman su “tira”: Pedro Espinel, Augusto “ el cojo” Ballón, Pedro Mina, Guillermo D’ Acosta.
Se dice que cuando aparecía en alguna “jarana” , muchos se disgustaban porque mataba la alegría con sus composiciones románticas, de difícil melodía para interpretar.
Su obra fecunda- se le conocen más de 300 composiciones-se estima que la realizó de las 18 a los 36 años en que muere.
De bardo , que prestigió a los Barrios Altos , llega convertirse en el cantor de todo Lima: luego de la patria entera y sus letras trascienden hasta convertirse en himnos universales que son interpretados y sentidos en cualquier región del mundo, como El Plebeyo , La Oración del Labriego, Mendicidad, o cualquiera de sus canciones dedicadas - con esa inmensa capacidad amatoria que tenía -a las mujeres de todas las razas y de todos los países.
Contrariamente a las maledicencias, Pinglo nunca fue un bohemio de licor y drogas.
Bebía sólo en contadas oportunidades, no bailaba a causa de una renguera que le afectaba la pierna izquierda y era tipo fino y romántico en el trato con las damas y con los amigos en general.
Tampoco murió de tuberculosis como algunos afirman.
Su endeble y pálida figura y la época, en que la enfermedad más temida era la TBC, hicieron circular este rumor ..
Pinglo fue atendido en la Sala Adriozola del Hospital 2 de Mayo .
Los tebecianos eran asistidos en la Sala Santa Rosa y el Dr. Carlos Bambarén , quien fue su médico tratante dio testimonio, como los médicos franceses en el caso de César Vallejo , que “ ese hombre se moría pero no sabíamos de qué...”
Hay quienes sostienen también que la música de Pinglo sufría la influencia del tango argentino.
No sería criticable, pues era enorme la afición existente, en ese entonces, por ese género , pero lo cierto es que consultados eminentes músicos nacionales no reconocen en las obras de Felipe tal influencia , pues la línea armónica de sus composiciones es singular y los “cambios “ o rupturas melódicas que las hacen de difícil ejecución no son semejantes a los del tango.
Más bien, otros reconocen a Pinglo como el bastión que defendió el vals peruano ante el embate del foráneo.
Distinto fue , por propia decisión, su afición por la música americana ( “fox trop”, “one steap”, “camel -trot”, etc.), que lo llevó a integrar hasta confundir en uno solo el “one -steap” con el de nuestra polka.
No se ha hecho todavía el estudio integral de este gran hombre iluminado .
Ni el Instituto Nacional de Cultura , ni alguna firma comercial de las que apoyan la divulgación de los criollo se ha decidido a financiar una investigación seria y concienzuda sobre esta obra que enorgullece al pueblo peruano.
Ojalá que, abandonando esa incuria, se haga realidad el estudio sobre la vida y obra de Felipe Pinglo Alva, paradigma del criollismo de todos los tiempos.
Con sus letras plagadas de crónicas políticas de la crisis de la época.
Con Pinglo , la música criolla llegó a encumbrarse en el gusto de los limeños de todos los tiempos.
Con justicia era llamado "El Maestro".
Cada vez que el almanaque señala el 18 de julio – fecha de su nacimiento- una pequeña procesión de hombres y mujeres (criollos que les dicen) se llegan hasta el atrio de la limeña iglesia de San Agustín .
Lo que les conduce hasta esa misa vespertina es la memoria del natalicio de Felipe Pinglo.
Pinglo fue capaz de cantarle al amor, en un país difícil, a sabiendas que cantarle al amor era un triunfo y una derrota.
El bardo fue un hombre que desarrolló un tremendo espíritu de resistencia a la lógica del poder y de la desigualdad.
Murió abandonado en un rincón del Hospital Obrero , pero terminó en verdad de; describir la realidad del amor, ese desafío con el que todos soñamos.
La música de Pinglo es mestiza, elegante, sobria y se preocupaba mucho por los problemas sociales.
Pinglo le abrió las puertas de la poesía al valse peruano y supo que la canción peruana tenía que ser elaborada llegando hasta los estratos más profundos de la condición humana.
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