La
profesión de abogado, como el periodismo, puede ser la más honorable y excelsa
de las profesiones; pero a la vez , el más vil de los oficios.
Existen hombres visionarios cuyas frases nunca pierden vigencia.
Uno de ellos es el Librepensador, Manuel González Prada , quien en sus
discursos fustigó la profesión de abogados con duros adjetivos .
Estamos hablando de los primeros años del siglo XX y sus palabras en la
actualidad cobran vigencia
Manuel Gonzáles Prada decía que nadie vive tan expuesto a la deformación
profesional como el abogado.
¿Qué verbo, qué lenguaje no se pervierte con el uso de la jerigonza
judicial?
¿Qué buen gusto no se corrompe con el manejo diario de códigos,
reglamentos, y expedientes?
En la abogacía , como en un sepulcro voraz e insaciable, se han hundido
prematuramente muchas inteligencias, quizás las mejores del país.
No obstante, en el Perú se considera difícilmente que el hombre tenga
valor intelectual o almacene algunos adarmes de sabiduría, sin haber obtenido
el diploma de abogado.
.Apenas un individuo pronuncia un discurso , escribe un drama, compone
una novela o publica un libro de historia, adquiere por voto nacional el título
de doctor.
Nos sorprende que el general Mendiburo , cuando se imprimió su diccionario , no
le pusieran el nombre de doctor y le quitaran el de general.
Juzgamos muy cuerdos y político, que a nuestros revolucionarios dejen de
titularse coroneles y empiecen a llamarse doctores.
Las muchedumbres ignoran que no
saben sino códigos es muy pobre saber.
González Prada es de respeto. Este peruano hablaba claro, preciso, sin
tapujos, sin medias tintas, decía la verdad- como él decía – “ desnuda y
casta”, duela a quien le duela.
Así no nos guste, revisar lo que decía Manuel González Prada sobre el
abogado es descubrir que tenía razón , muchos abogados envilecen la profesión o
la profesión los ha envilecido.
Muy pocos conservan la dignidad, el decoro, el honor, el valor , la
sapiencia, la mayoría se han acomodado al sistema , hacen política “mentirosa”,
se han vuelto embaucadores o “mecedores”, aparentan ser grandes señores o
magistrados honrados o de gran trayectoria, cuando están envilecidos por la
corrupción y las apariencias.
La abogacía como profesión , en nuestro país , ha perdido su prestancia,
dignidad y la mayoría de los abogados quieren estar en la política porque es
donde menos se trabaja y donde más se gana .
El trabajo se centra en mover “ la sin hueso” y vender ilusiones a un
pueblo que busca una tabla de salvación en tiempos de crisis donde confunde lo
aparente con lo real.
El 25 de marzo del año en curso habré cumplido nueve años como abogado.
Personalmente no me quejo de esta profesión , a estas alturas, si no
fuese abogado, tendría que pagarles a otros abogados para que ejerzan mi
defensa en este país en donde se quiere amordazar a los librepensadores, a los
que ejercen su derecho a la libertad de expresión e información , a los que ponen el dedo sobre la llaga putrefacta
de la corrupción , a los que hablan alto y fuerte y le dicen ladrón al ladrón
en su cara.
Si no hubiese sido abogado , no hubiese podido defenderme y plantear una
estrategia legal contra mi archienemigo
por casi una década de lucha por defender la verdad histórica sobre la captura
de Abimael Guzmán, quien aprendió que el Poder Judicial todo tiene un precio y
se pueden comprar secretarios, jueces y vocales – salvo honrosas excepciones-
como en feria , al peso, y de seguro iba
a necesitar un presupuesto aparte para
pagar abogados que por estampar su firma cobran entre 100 a 300 nuevos soles .
Si a estas alturas no me hubiese recibido de abogado, estaría limitado
para moverme sigiloso en esa jungla en que se ha convertido el Palacio de
Justicia, lugar en donde la fiera grande devora a la pequeña.
Alguien dijo una vez en voz alta - me parece que alguna razón tenía- que
ser policía-abogado es una combinación diabólica.
¿Por qué?- le pregunté.
Me respondió que esta combinación es diabólica, explosiva, porque además
de conocer la ciencia policial ( criminalistica, investigación criminal ) ,
sumas el conocimiento especializado que debes tener como profesional del
derecho .
Cuando empecé a ejercer la abogacía , me sucedió lo mismo que le sucede a todo novel
abogado.
Cuando te recibes o egresas de la universidad, piensas que vas a
transformar el mundo saturado de injusticia , que vas ayudar a los hambrientos de justicia, que harás de este
mundo un lugar más justo y verdadero para vivir, que vas a ser tan famoso como
aquellos abogados que defienden a los más poderosos y llenan sus alforjas de
“verdes”. Pero , una cosa es lo que
crees, piensas, planeas, otras es la cruda realidad .
El escenario donde se desenvuelve el abogado que pretender ejercer o
vivir del ejercicio de la profesión de abogado es ciénaga pura – salvo honrosas y escasas excepciones - en
donde pocos mantienen a salvo los principios del Código de Ética Profesional
del Ilustre Colegio de Abogados.
El “Palacio de la Injusticia”- como lo conoce el populorum – es un
mercado en donde todo tiene precio y si no se vende el aire que respiran los
transeúntes que se mueven por los fríos e indiferentes pasillos de este poder
del Estado es porque aún nadie ha encontrado la fórmula para hacerlo .
Tarde o temprano, el servidor del Estado que entra a trabajar en este
poder que tiene en sus manos lo más preciado que tiene el ser humano- claro
está después de la vida- la libertad, termina corrompiéndose como sus colegas .
Al corrupto lo identificas fácilmente en la manera cómo mira, se mueve,
conversa , amarra el escrito, protege el expediente, dilata o acorta los plazos,
etc. Son raros especímenes de la fauna humana cuya conciencia los traiciona.
En la profesión de abogado como en farmacia, encuentras de todo.
Existen abogados encumbrados en famosas y elegantes oficinas
corporativas que cobran entre cien o doscientos dólares la hora por entrevista
al cliente y otros viven o sobreviven en los alrededores del Palacio de Justicia cobrando entre diez a veinte soles por hacerte
un escrito y coloca su firma .
Muchos los conocen como la triple “A”(Asociación de Abogados
Ambulantes). Una labor nada despreciable porque todos tienen derecho a
sobrevivir en este país en donde nació “ el cholo sano y sagrado”.
Pero, no todos los abogados
ejercen la profesión o son conocidos como “litigantes”.
Algunos solos obtienen el carné de algún colegio de abogados , para
mostrarlo en las reuniones sociales o envanecerse ante la familia o los amigos
que son “son abogados”, pero de leyes o doctrina no conocen nada , porque nunca
han pisado los pasillos de la selva , nunca han ejercido una defensa, no saben
interponer una demanda de Habeas Corpus, no conocen cuándo cuesta una tasa para
apelación o las cédulas de notificación .
Otros abogados, recién salidos de las universidades que parecen actualmente
como fábricas que producen miles de abogados, incluso , a distancia , lo
primero que apuntan es a ser parte de
algún famoso bufete o corporación de abogados para aprender de ellos o ser tan
famosos como ellos, no importándoles el
maltrato o la peseteada que reciben; lo
que interesa es proyectarse y algún ser parte de estas corporaciones en donde
aparecen apellidos combinados como Benitez, Forno & Ugaz y cobran
millonadas por la defensa .
Otros tienen la profesión de abogado como una actividad que les permite
“sobrevivir” en estos tiempos de crisis.
Nada de esto debe extrañarnos, porque la sociedad peruana está llena de
“sobrevivientes”, muchos de los cuales visten terno y corbata, pero no tienen
ni para pagar el taxi.
La experiencia enseña que para vivir de la profesión de abogado tienes
que tener buenos contactos, amigos en el gobierno , amigos en el Poder Judicial
o ser del partido gobernante o ser dueño de un verbo florido como César
Nakasaki, que además de contar con buenos sintetizadores de la doctrina y
jurisprudencia, cuenta con el apoyo de la “prensa piraña” que está atenta a
cualquier desliz para destrozarte y hacerte añicos , no solo como profesional
sino también como ser humano, o sea, necesitas dominar el arte y la técnica de
Marketing.
Todos los años , el Ilustre Colegio de Abogados, celebra el Día del
Abogado con un programa bastante nutrido , invitando a los dinosaurios de la
profesión, aquellos personajes que brillan con luz propia y se caracterizan por
ser brillantes oradores de horas interminables, porque consideran que “abogado
que no habla, no come”.
En la oratoria tratan de descifrar qué significa realmente la profesión
de abogado y cuál debe ser su rol en estos tiempos de crisis y hambre de
justicia .
Si los escuchas, te dicen la abogacía es la más nobles de las profesiones-
nadie lo discute – que el abogado es la combinación del hombre del derecho con
la de un luchador por la justicia- es cierto , es lo ideal – que el abogado es
un consejero e intercesor – de esos abundan bastante en las asesoría de
ministerios ganando sumas nadas despreciables que fluctúan entre diez mil a
quince mil nuevos soles- – que el abogado es un profesional que traslada las
ideas del hombre corriente al lenguaje técnico de la ley- es una actividad
honorable que demanda sapiencia - que debe reunir la más amplia cultura general
con las más profunda cultura especializada o profesional- es lo ideal porque
todos los hechos de la realidad pueden originar consecuencias de derecho o que
la vida es susceptible de ser contemplada desde el punto de vista jurídico-.
Todo eso es cierto, como también es
cierto que el abogado debe investigar los hechos muchas veces en forma más
ardua y difícil que el juez.
En mi carrera como profesional
del derecho, aprendí varias lecciones que quiero transmitírselas.
Si quieres mantenerme incólume y no caer en la tentación de estar
pidiendo favores o arrodillarte antes los secretarios, jueces o vocales , tiene
que ser un buen espadachín o manejar la ley como la destreza de un mosquetero .
No queda otra.
Tienes que tener pasión por lo que haces , eso debe concretizarse en que
debes estar actualizado, leer,
documentarte, revisar los fallos del Tribunal Constitucional con ojo crítico,
porque nadie es infalible, crear un blog o faceboolk para colocar tus
experiencias y análisis para que otras también se beneficien con él.
Tienes que agudizar el sentido y no confiar en nadie, ni en la promesas
de lobbystas , secretarios, jueces, vocales , etcétera ..
Si te mantienes firme en tus principios o convicciones y pretendes
honrar la profesión, debes comprometerte en luchar contra la corrupción en el
Poder Judicial y estar preparado para asimilar los golpes bajos que pueden
venir por cualquier lado .
La corrupción en nuestro país está institucionalizada y es tan antigua
como el viejo edificio del Palacio de Justicia.
Los corruptos son como un gremio que ataca en conjunto y entre ellos se
protegen.
Muchos líderes alcanzan su poder por diferentes medios: algunos lo
obtienen porque son visionarios, otros por su creatividad, y otros por su
integridad.
Pero todos tienen un elemento en común que les otorga la denominación de
líderes: la pasión por lo que hacen.
Los abogados deben tener pasión por lo que hacen y esto sólo se logra
con paciencia y perseverancia en todo lo que hacemos dentro de la profesión.
¡ Feliz Día del Abogado!
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