Importancia de la inteligencia estratégica
Una Inteligencia pertinente y relevante contribuye a disminuir los niveles de incertidumbre que enfrenta el Estado al momento de tomar decisiones en un contexto internacional caracterizado por una alta volatilidad.
Las amenazas a la seguridad del Estado, la sociedad y los individuos han mutado de sus formas tradicionales, ya no están protagonizadas por terceros Estados, sino también por actores subestatales de la más variada extracción. Su dinámica antes era básicamente interestatal, ahora es transnacional. La violencia, expresada antes en términos trinitarios tradicionales, se muestra ahora en formas asimétricas. El mejor ejemplo de estos cambios fueron los atentados perpetrados en Nueva York y Washington el 11 de septiembre del 2001.
En esos momentos el presupuesto de Defensa estadounidense era de aproximadamente U$S 340 mil millones, cifra equivalente a un tercio del total mundial de esos gastos. Los estadounidenses gastaban en Defensa seis veces más que su competidor más cercano (Rusia) y más de 20 veces las sumas combinadas de aquellos países que desde Washington se percibían como -Estados bribones- (rogue States): Siria, Libia, Cuba, Irán, Irak, Corea del Norte y Sudán.
Sin embargo, todo ese gasto y dedicación no pudieron evitar los referidos atentados. Al-Qaeda logró planificar los atentados, infiltrar los agentes en suelo norteamericano, distribuir los fondos, entrenar a los pilotos y coordinar el ataque sin ser descubiertos por las autoridades locales.
A partir de esta paradoja, el propio Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, aludió a la necesidad de imponer un nuevo vocabulario y diferentes construcciones, distintas a las tradicionales, para comprender lo que habíaN sufrido y estaba enfrentando su país , agregando en otra oportunidad que el 11 de septiembre , Estados Unidos no fue atacado por tradicionales ejércitos sino por enemigos ocultos. Los ataques representaron una nueva forma de guerra (...) fueron una llamada, una alerta de que estamos entrando en un nuevo período peligroso en el cual la invulnerabilidad (de EE.UU.) ha sido reemplazada por una nueva era de vulnerabilidad; una en la cual las ciudades y las personas son atacadas en nuevas formas.(,,,)
Debemos pasar de una mentalidad y un planeamiento -basado en amenazas- a una mentalidad y un planeamiento -basado en capacidades-. Es decir, no sólo quién es el enemigo, sino cómo nos atacará.Es indudable que en este campo la inteligencia está llamada a desempeñar un papel sustantivo, esencialmente, la relevancia de su aporte estará asociada a su eficacia en analizar las manifestaciones conocidas de estas nuevas amenazas asimétricas y transnacionales (terrorismo, crimen organizado), detectar nuevas formas de manifestación de estas amenazas y anticipar sus patrones de evolución en el corto y mediano plazo.
En esta cuestión, los análisis se han centrado en dos ejes sobre los cuales deberá asentarse la actividad de Inteligencia: Por un lado, el incremento cuantitativo y la mejora de las fuentes, tanto abiertas (OSINT) como cerradas por medios propios (HUMINT). Por otro, el aumento de la capacidad de análisis, siendo que la eficacia que pueden lograr un Estado o una sociedad en un emprendimiento dado, no depende sólo de la calidad de la información disponible, sino de la habilidad para discernir tal calidad. Consecuentemente, carecer de esta última capacidad es sinónimo de fracaso . El referido salto de la calidad a la habilidad implica que el Estado pueda trascender el tradicional -conocimiento dominante- para alcanzar una situación de -comprensión dominante-
Resulta claro que una comprensión dominante implica un plano cualitativamente superior que, a efectos de su mejor comprensión, podemos definir como el paso del segundo al tercer significado que Edgar Morin le asigna al concepto conocimiento. Decía este filósofo francés que el conocimiento puede ser entendido : Como mera información, es decir, datos. Como saber, lo que implica una organización útil de la información disponible. Como conciencia o sabiduría, lo que supone una reflexión sobre el significado profundo de lo que indica la información, con un sentimiento de finalidad. Así, la comprensión dominante es asimilable al salto del mero saber a una más profunda sabiduría, lo que en términos de Inteligencia orientada a la Seguridad Internacional se traduce en un ejercicio de reflexión estratégica cuya profundidad, paradójicamente, se condensa en aquella pregunta extremadamente simple que uno de los padres de la estrategia, el mariscal Juin, le formulaba a los cadetes de Saint-Cyr: ¿de qué estamos verdaderamente hablando? El Estado moderno, en un contexto de alta incertidumbre, demanda de la Inteligencia una adecuada capacidad de reflexión estratégica. Es decir, se requiere inteligencia estratégica. El primer instrumento estratégico en nuestros días es observar las crisis de información y comprensión.
La inteligencia Estratégica es el arma principal de la era de la Información y no es otra cosa que la comprensión de los problemas. En un mundo sin amenazas definidas, equivale a conocer en profundidad, con alto nivel académico, las grandes corrientes transnacionales de un universo globalizado. Sin un sistema de inteligencia capaz de prever las crisis, no hay movilidad estratégica, el factor determinante del éxito.
Entre la multiplicidad de vías susceptibles de contribuir a la satisfacción de esa demanda, dos en especial se destacan con nitidez. La primera consiste en un nuevo énfasis en las dimensiones culturales y sociales de los problemas de Seguridad Internacional contemporáneos, a efectos de su cabal comprensión.
Hoy se habla de una metamorfosis de la violencia que el Estado moderno no se encuentra preparado para enfrentar, por la sencilla razón que no la entiende. Se ha explicado esta falencia precisamente en la falta de organismos estatales de reflexión estratégica, que lo priva de la -caja de herramientas intelectual- que le permita entender los cambios .
La segunda vía se refiere a la capacidad de efectuar análisis que trasciendan la coyuntura y el mediano plazo, para proyectarse hacia horizontes temporales más amplios.
Todas las sugerencias y reflexiones anteriormente expuestas carecerán parcial o totalmente de utilidad si no se establece una relación clara entre productor de información/Inteligencia y su usuario, que a los fines de este breve trabajo es el Estado.
Prácticamente la totalidad de la bibliografía existente en la materia coincide en que la Inteligencia es irrelevante si su usuario no lo emplea. Es necesario que el Estado provea a su área de Inteligencia de indicaciones claras sobre las áreas temáticas y/o instancias decisorias en donde requerirá su aporte. Y es imprescindible que la Inteligencia oriente sus tareas sin perder de vista ese -norte- en ningún momento. En esta vinculación entre usuario y productor, la conducción de Inteligencia estará llamada a desempeñar un papel clave.
Será ella quien deba ejercer la tarea de llamar la atención de los decisores sobre determinadas cuestiones y mantenerlos informados sobre las mismas, sin saturarlos. O dicho de otra manera, una suerte de aplicación a esta disciplina de la idea -just in time-, tan conocida en los campos de la economía y el management. Un investigador de estas cuestiones lo planteó en los siguientes términos : Los conductores y brokers de la Inteligencia juegan un rol clave, y riesgoso. Ellos, no los analistas, son los únicos que están en posición de medir la capacidad de absorción de los decisores y tienen la responsabilidad de seleccionar, armar e impulsar sus productos de una manera tal, que conciten atención.-
En esos momentos el presupuesto de Defensa estadounidense era de aproximadamente U$S 340 mil millones, cifra equivalente a un tercio del total mundial de esos gastos. Los estadounidenses gastaban en Defensa seis veces más que su competidor más cercano (Rusia) y más de 20 veces las sumas combinadas de aquellos países que desde Washington se percibían como -Estados bribones- (rogue States): Siria, Libia, Cuba, Irán, Irak, Corea del Norte y Sudán.
Sin embargo, todo ese gasto y dedicación no pudieron evitar los referidos atentados. Al-Qaeda logró planificar los atentados, infiltrar los agentes en suelo norteamericano, distribuir los fondos, entrenar a los pilotos y coordinar el ataque sin ser descubiertos por las autoridades locales.
A partir de esta paradoja, el propio Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, aludió a la necesidad de imponer un nuevo vocabulario y diferentes construcciones, distintas a las tradicionales, para comprender lo que habíaN sufrido y estaba enfrentando su país , agregando en otra oportunidad que el 11 de septiembre , Estados Unidos no fue atacado por tradicionales ejércitos sino por enemigos ocultos. Los ataques representaron una nueva forma de guerra (...) fueron una llamada, una alerta de que estamos entrando en un nuevo período peligroso en el cual la invulnerabilidad (de EE.UU.) ha sido reemplazada por una nueva era de vulnerabilidad; una en la cual las ciudades y las personas son atacadas en nuevas formas.(,,,)
Debemos pasar de una mentalidad y un planeamiento -basado en amenazas- a una mentalidad y un planeamiento -basado en capacidades-. Es decir, no sólo quién es el enemigo, sino cómo nos atacará.Es indudable que en este campo la inteligencia está llamada a desempeñar un papel sustantivo, esencialmente, la relevancia de su aporte estará asociada a su eficacia en analizar las manifestaciones conocidas de estas nuevas amenazas asimétricas y transnacionales (terrorismo, crimen organizado), detectar nuevas formas de manifestación de estas amenazas y anticipar sus patrones de evolución en el corto y mediano plazo.
En esta cuestión, los análisis se han centrado en dos ejes sobre los cuales deberá asentarse la actividad de Inteligencia: Por un lado, el incremento cuantitativo y la mejora de las fuentes, tanto abiertas (OSINT) como cerradas por medios propios (HUMINT). Por otro, el aumento de la capacidad de análisis, siendo que la eficacia que pueden lograr un Estado o una sociedad en un emprendimiento dado, no depende sólo de la calidad de la información disponible, sino de la habilidad para discernir tal calidad. Consecuentemente, carecer de esta última capacidad es sinónimo de fracaso . El referido salto de la calidad a la habilidad implica que el Estado pueda trascender el tradicional -conocimiento dominante- para alcanzar una situación de -comprensión dominante-
Resulta claro que una comprensión dominante implica un plano cualitativamente superior que, a efectos de su mejor comprensión, podemos definir como el paso del segundo al tercer significado que Edgar Morin le asigna al concepto conocimiento. Decía este filósofo francés que el conocimiento puede ser entendido : Como mera información, es decir, datos. Como saber, lo que implica una organización útil de la información disponible. Como conciencia o sabiduría, lo que supone una reflexión sobre el significado profundo de lo que indica la información, con un sentimiento de finalidad. Así, la comprensión dominante es asimilable al salto del mero saber a una más profunda sabiduría, lo que en términos de Inteligencia orientada a la Seguridad Internacional se traduce en un ejercicio de reflexión estratégica cuya profundidad, paradójicamente, se condensa en aquella pregunta extremadamente simple que uno de los padres de la estrategia, el mariscal Juin, le formulaba a los cadetes de Saint-Cyr: ¿de qué estamos verdaderamente hablando? El Estado moderno, en un contexto de alta incertidumbre, demanda de la Inteligencia una adecuada capacidad de reflexión estratégica. Es decir, se requiere inteligencia estratégica. El primer instrumento estratégico en nuestros días es observar las crisis de información y comprensión.
La inteligencia Estratégica es el arma principal de la era de la Información y no es otra cosa que la comprensión de los problemas. En un mundo sin amenazas definidas, equivale a conocer en profundidad, con alto nivel académico, las grandes corrientes transnacionales de un universo globalizado. Sin un sistema de inteligencia capaz de prever las crisis, no hay movilidad estratégica, el factor determinante del éxito.
Entre la multiplicidad de vías susceptibles de contribuir a la satisfacción de esa demanda, dos en especial se destacan con nitidez. La primera consiste en un nuevo énfasis en las dimensiones culturales y sociales de los problemas de Seguridad Internacional contemporáneos, a efectos de su cabal comprensión.
Hoy se habla de una metamorfosis de la violencia que el Estado moderno no se encuentra preparado para enfrentar, por la sencilla razón que no la entiende. Se ha explicado esta falencia precisamente en la falta de organismos estatales de reflexión estratégica, que lo priva de la -caja de herramientas intelectual- que le permita entender los cambios .
La segunda vía se refiere a la capacidad de efectuar análisis que trasciendan la coyuntura y el mediano plazo, para proyectarse hacia horizontes temporales más amplios.
Todas las sugerencias y reflexiones anteriormente expuestas carecerán parcial o totalmente de utilidad si no se establece una relación clara entre productor de información/Inteligencia y su usuario, que a los fines de este breve trabajo es el Estado.
Prácticamente la totalidad de la bibliografía existente en la materia coincide en que la Inteligencia es irrelevante si su usuario no lo emplea. Es necesario que el Estado provea a su área de Inteligencia de indicaciones claras sobre las áreas temáticas y/o instancias decisorias en donde requerirá su aporte. Y es imprescindible que la Inteligencia oriente sus tareas sin perder de vista ese -norte- en ningún momento. En esta vinculación entre usuario y productor, la conducción de Inteligencia estará llamada a desempeñar un papel clave.
Será ella quien deba ejercer la tarea de llamar la atención de los decisores sobre determinadas cuestiones y mantenerlos informados sobre las mismas, sin saturarlos. O dicho de otra manera, una suerte de aplicación a esta disciplina de la idea -just in time-, tan conocida en los campos de la economía y el management. Un investigador de estas cuestiones lo planteó en los siguientes términos : Los conductores y brokers de la Inteligencia juegan un rol clave, y riesgoso. Ellos, no los analistas, son los únicos que están en posición de medir la capacidad de absorción de los decisores y tienen la responsabilidad de seleccionar, armar e impulsar sus productos de una manera tal, que conciten atención.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario