Miguel Graú , “El Caballero de los Mares”, demostró que la guerra no siempre es destrucción o eliminación, también existen cuestiones morales e intelectuales.
Mientras el Monitor Huáscar siga siendo un trofeo de guerra en manos de los chilenos y no regrese triunfante a las aguas del Callao, estoy seguro que el espíritu del Gran Almirante Graú , vaga por los mares del sur y no descansa en paz.
Hace 129 años, un 8 de octubre , un grupo de marinos tripulantes del monitor Huáscar , al mando del Gran Almirante , Miguel Graú Seminario, escribieron una de las páginas más gloriosas de la historia marítima de las naciones.
Ese día es recordado como el “Combate de Angamos” , una de las páginas más gloriosa de nuestra historia naval que , hasta hoy, despierta admiración en todo el mundo , incluso al pueblo chileno , por el acto de sacrificio y honor de los valientes patriotas peruanos que defendieron con hidalguía la soberanía de la Patria.
Aquella epopeya heroica se inicia el 30 de septiembre de 1879, cuando la división naval integrada por el monitor Huáscar, la corbeta Unión y el transporte Rímac, zarparon hacia el sur en demanda de Iquique , donde arribaron el 1 de octubre .
Ese día, el Huáscar al mando de Graú y la Unión, al mando de García y García, enrumban nuevamente hacia el sur para continuar incursionando en costas chilenas; actividad que gracias a la habilidad y pericia del Gran Almirante Graú y su tripulación, dio buenos resultados , tomando en cuenta que tras siete meses de guerra con un adversario poderoso - desde el punto de vista del material bélico-, se les había negado el dominio del mar.
El país sureño, siguiendo las pautas de la doctrina de Diego Portales « Chile debe ser la Inglaterra del Pacífico», y la del estratega naval norteamericano Mahan : «la gran expansión necesitan una poderosa flota», procuró armarse lo mejor posible y llegó a poseer la mejor escuadra del continente , pues hasta los Estados Unidos habían vendido muchos de sus barcos al finalizar la Guerra Civil.
Al iniciarse las hostilidades- abril de 1879- los fines de Chile eran poner fuera de combate a Bolivia y el Perú , en solo cuatro meses , para luego dar cuenta de Argentina , desguarnecida por aquel entonces y apoderarse de la Patagonia, territorio en disputa. En la práctica bélica , es un axioma que el vencido merece su suerte porque cometió errores antes o durante el conflicto.
A pesar de esto, el Perú resultó un hueso duro de roer. En el mar, el Huáscar mantuvo en jaque a la escuadra enemiga , retardándole por seis meses el tan ansiado desembarque que provocó enormes mítines en Santiago , en vista de la incapacidad de sus jefes.
Graú supo sacar un extraordinario partido , como todo genio militar , de lo poco puesto a su disposición.
¿ Qué no hubiera realizado si hubiese dispuesto de más ?
Esta situación, inconcebible para los chilenos , ocasionó el relevo de su alto mando naval y el nuevo comandante en jefe de la escuadra chilena, Almirante Riveros, planificó la captura del Huáscar que se había convertido en la pesadilla de los marina chilena.
Es así que la escuadra enemiga se dividió en dos divisiones.
La primera estuvo conformada por el acorazado Blanco Encalada, la corbeta Covadonga y el transporte armado Matias Cousiño; la segunda división, el Cochrane, Corbeta O’Higgins, y la cañonera Loa.
El 2 de octubre, la escuadra chilena zarpó hacia Arica .
Dos días después, se enteran que las naves peruanas estaban incursionando en sus costas.
Ambas divisiones se separan para navegar hacia el sur .
La primera se pega a la costa y la segunda, hacia Alta Mar.
El plan chileno consistía en acorralar al Huáscar y la Unión , aprovechando la mayor velocidad de los buques de la segunda división y cortarles la retirada.
El 4 de octubre, la división naval peruana llega a Sarco, sur de Huasco, apresando a la goleta chilena Coquimbo y la despachó hacia Arica.
Luego, siguieron hasta Tongoy , cerca de Valparaíso.
Graú conocía del zarpe de los chilenos y por ello prefirieron no arriesgarse navegando más al sur y retornaron al norte.
En la madrugada del 8 de octubre, a la una de la madrugada, el Huáscar arriba al puerto de Antofagasta . No había buques chilenos a la vista y continuó la flota peruana hacia el norte.
A las 3 de la madrugada del mismo día, se encuentra frente a frente el Huáscar y La Unión con la primera división chilena.
Luego de navegar tres horas, logran burlar al enemigo.
A las 7 : 15 de la noche, el Huáscar es cercado por la segunda división chilena y entonces decide continuar hacia el norte con el fin de rebasar Punta Angamos.
Evaluando la situación , Graú dispone que La Unión se salve , aceptando el enfrentamiento como algo inevitable.
Eran las 9 :40 de la noche cuando presentó combate con el primer cañonazo contra el “Cochrane” que estaba a 1000 yardas de distancia .
Así empezó el Combate de Punta Angamos.
A las 9 :50 de la noche, en pleno fragor del combate , un proyectil impactó en la torre donde se encontraba el Almirante Graú en compañía de su asistente , Teniente Diego Ferré .
Ambos volaron en pedazos.
En esos momentos , el marino más grande del continente, pasó a la inmortalidad, pero el combate continua y el espíritu vivo de Graú se mantuvo entre los suyos.
Asume el mando el comandante Elías Aguirre y el enemigo con su poderosa artillería, fracciona poco a poco la nave peruana.
Aguirre cae muerto y le sigue Carbajal , Comandante de Corbeta , quien fue herido de gravedad ; luego, el teniente Rodríguez , cae muerto.
El teniente Palacios , con su mandíbula destrozada , no abandona el puesto . Y, finalmente, el Teniente Santillana , es alcanzado por una ráfaga de metralleta.
Todos lucharon hasta el final y vendieron cara sus vidas.
Cuando el Teniente Pedro Garezón asume el mando, al ver que no había posibilidad de triunfo, ordena abrir las válvulas de fondo para que se hunda el buque y, tras dominar a la tripulación, exhausta pero con la moral y el orgullo en alto, los chilenos toman como presa el Huáscar.
Cuando abordaba el enemigo el Huáscar, los oficiales peruanos que estaban sobre la cubierta gritaban a viva voz : « Los peruanos no se rinden».
La humanidad ha dado siempre el carácter de heroísmo, no al combatir vulgar, sino a la íntima condición ética que pone al hombre por encima de sus semejantes.
Héroe es el que resiste cuando los otros ceden ; el que cree, cuando los otros vacilan ; el que se conserva fiel a sí mismo cuando los otros se prostituyen; el que se subleva contra la rutina y el conformismo en la que se complacen los cobardes.
El relato de este combate es la página más gloriosa de nuestra historia naval que causa respeto y admiración a todo el mundo, incluso al pueblo chileno.
En esta página gloriosa de nuestra historia resalta con nitidez la figura del Gran Almirante Miguel Graú Seminario . Su vida reúne todas las virtudes de la condición humana y encarna todos los valores de la Patria.
En el Perú es uno de los héroes mas importantes quien cumple con todos los requisitos del padre tradicional: valiente, justo , generoso.
Héroe que no necesitó del triunfo final para elevarse en toda su dimensión, condensando dentro de su admirable marco de epopeya.
Todos sus esfuerzos, virtudes y sacrificios fueron posibles para cumplir su deber y defender el honor nacional hasta llegar al holocausto de su propia vida un 8 de octubre de 1879, durante la infausta Guerra del Pacífico.
La guerra no siempre es destrucción , eliminación, también existen cuestiones morales e intelectuales(Sun Tzu)
Graú hizo la guerra con maestría y destreza , propias del hombre que nació para la defensa de la propia , pero nunca olvidó que toda guerra no sólo es eliminación o destrucción del enemigo, también hay cuestiones morales e intelectuales.
Miguel Graú, el héroe más reconocido y admirado del Perú es la personificación de la generosidad y de la sencillez; símbolo de la grandeza naval y de la gloria de nuestra Marina de Guerra.
En el combate de Iquique ( 21 de mayo de 1879) prueba una vez más su grandeza espiritual.
Después del hundimiento del Esmeralda y de la muerte del jefe chileno, Arturo Prat, salvó a los sobrevivientes del barco vencido .
Los marinos chilenos al bajar a tierra en Iquique no pudieron dejar de dar vivas « al Perú generoso» .
Asimismo, en un nuevo acto de nobleza que le valió el título de «Caballero de los Mares», ordenó tras la muerte del Comandante Pratt, recuperar sus restos y pertenencias los que remitió a su viuda , acompañados de una sentida carta, en la que entre otras cosas, decía : «Señora , un sagrado deber me lleva a dirigirme a usted, siento profundamente que esta carta , por las luchas que se va a rememorar, aumente su dolor, en combate , su digno esposo fue victima del arrojo en defensa y gloria de su país , deploro tan infausto acontecimiento y la acompaño en su duelo , le envío las inestimables prendas de su valeroso esposo, en la esperanza que ellas serán un pequeño consuelo en medio de tanta desgracia , reitérole mis condolencias , respeto y consideraciones».
Esto demuestra su altísima calidad humana al remitir a la viuda las prendas halladas junto al cadáver de su esposo, acompañadas de una carta que figura en la antología de la nobleza y la ternura.
En 1976, por iniciativa del representante del departamento de Piura, su ciudad natal, el congreso nacional le otorgó al héroe el grado póstumo de Gran Almirante del Perú y se dispuso que en el hemiciclo se mantuviera por siempre una curul en su honor y que toda sesión parlamentaria se iniciara evocando su nombre.
Tiene la condición de Senador Vitalicio del Congreso de la República.
Honor y Gloria al Almirante Miguel Graú, Caballero de Los Mares.
Su muerte no fue estéril.
Su sacrificio no fue en vano.
El Perú entero lo recuerda eternamente y cada año le rinde el homenaje que merecidamente le corresponde .
El dar su vida por nuestra querida patria constituye sin dudas, el patriótico anhelo de todo el pueblo peruano.
Los restos del Almirante fueron repatriados el 15 de julio de 1890 y el 8 de septiembre de 1908 fueron colocados en la Cripta de los Héroes de la Guerra del Pacífico , donde reposan.
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