* El Ministerio del Interior modificó el Reglamento de Ascenso para Oficiales de la PNP mediante un decreto supremo que se publicó el 23 de marzo en donde se contempla que al evaluar posibles ascensos de oficiales se incluya la opinión de los alcaldes sobre el desempeño de los policías que presten servicios durante doce meses o más en las comisarías de su juridisdicción .
* Según la norma, al factor experiencia ahora se le agregará la opinión de los burgomaestres , tal es así que si la evaluación es positiva , el comisario puede obtener dos puntos ; el resto del personal , un punto .
* Sumado esta disposición a las de extender a 38 años de servicio , alargando un año más el tiempo para postular al grado inmediato superior, resulta traumático para los policías los cambios intempestivos de las reglas de juego para los ascensos.
La opinión del burgomaestre puede ser gravitante para los ascensos: equivale dos puntos para oficiales y un punto para el resto del personal .
No existe asunto más traumático y estresante para los policías – también para la familia que viven esos momentos porque tiene efectos en su estabilidad económica, seguridad y bienestar – que los ascensos y cambios de colación.
A partir de octubre de cada año, cuando empieza la partida para los ascensos, todo se trastoca en la vida de los policías, empiezan a sentir angustia, stres, desazón, esperanza, temor, ansias; sentimientos encontrados y mezclados, que contagia a la familia y al policía no le permite concentrarse en su trabajo.
La inestabilidad emocional y psicológica a veces se encrespa o atenúa , según como se propagan las bolas o rumores en los pasadizos del Ministerio del Interior o de la PNP :" estás en el bolo", " felicitaciones", "nadie te saca", " van a dar diez vacantes más", " te he comprado los galones", etc.
Al final, la realidad nadie tiene ver con nuestras expectativas , creencias o deseos. Y, cuando la realidad golpea es implacable , llega el cuadro y no está.
Los comandos policiales y los ministros de turno han hecho que los ascensos sea un misterior , simpre se ha manejado de manera encubierta, clandestina, las reglas de juego nunca fueron claras y son cambiadas de manera intempestiva , sin consultar a los operadores policiales, siguiendo oscuros intereses políticos , nunca han sido transparentes , cristalinismo, siempre han sido manipulados, para favores a los amigos, compadres, al que protege al Presidente , a los ministros, a los congresistas, etc.
Si bien los ascensos en la policía es la etapa más traumática y estresante, pero a la vez, es el más esperada y constituye el acicate, el aliciente, la más grande y efectiva motivación para un policía por las expectativas que genera y el cambio en el ascendido que trastoca su vida, amigos, familia, economía, poder, moral .
Todos los oficiales que egresan de la escuela de formación tienen la esperanza o aspiran algún día, ascender hacia las alturas .
Es una aspiración sana y comprensible, tomando en cuenta que todo ser humano tiende al desarrollo de su personalidad y mejorar su status económico .
El grado superior le permite aumentar sus expectativas económicas y ubicación en los niveles jerárquicos de la institución, o sea, tener más poder de decisión y comando .
Pero, en las últimas semanas se ha presentado algunos cambios intempestivos, inesperados, que han enturbiado las reglas de juego para los ascensos y ha generado honda preocupación entre los oficiales y subalternos que estaban listos para ascender, ya sea por antigüedad o por méritos acumulados .
La ley que extiende a 38 años el tiempo de servicios y alarga un año más el tiempo para presentar al ascenso no ha sido del agrado de la plana media e inferior de la policía , tal vez, algunos generales saltan en un pie ante esta ley porque le alarga su estadía en la policía, pero no beneficia al conjunto, por eso se comenta que esta ley “tiene nombre propio”.
La otra es más reciente : los alcaldes se le faculta evaluar a los comisarios y su personal que se traduce en un puntaje nada despreciable . Dos puntos para un oficial es gravitante para su ascenso como también puede alejarlo en sus expectativas.
Lo que preocupa es darle esta atribución a los burgomaestres . No todos piensan igual, son de distintas tiendas políticas, algunos están siendo procesados por distintos delitos ( peculado, malversación de fondos, estafa, etc.), por lo tanto no tienen la solvencia moral para calificar a los policías.
Esta situación puede degenerar y de pronto, los comisarios, para beneficiarse con este puntaje, van a forzar su cambio a ciertas comisarías donde el alcalde es su amigo o vender su alma al diablo, esclavizarse, hipotecarse, convertirse en su “cholo barato”.
Si la ministra del Interior tiene pensado “mejorar la imagen de la policía “, ese no es el camino.
La norma ha sido publicada y todo está consumado.
Es peligroso dejarles tanto margen discrecional a los alcaldes para que evalúen a los comisarios y su personal .
Esperemos que la ministro del Interior en coordinación con el director general de la PNP, establecen bien los parámetros para la evaluación para que las reglas estén claras , para no dejarles demasiado margen discrecional a los evaluadores.
* Según la norma, al factor experiencia ahora se le agregará la opinión de los burgomaestres , tal es así que si la evaluación es positiva , el comisario puede obtener dos puntos ; el resto del personal , un punto .
* Sumado esta disposición a las de extender a 38 años de servicio , alargando un año más el tiempo para postular al grado inmediato superior, resulta traumático para los policías los cambios intempestivos de las reglas de juego para los ascensos.
La opinión del burgomaestre puede ser gravitante para los ascensos: equivale dos puntos para oficiales y un punto para el resto del personal .
No existe asunto más traumático y estresante para los policías – también para la familia que viven esos momentos porque tiene efectos en su estabilidad económica, seguridad y bienestar – que los ascensos y cambios de colación.
A partir de octubre de cada año, cuando empieza la partida para los ascensos, todo se trastoca en la vida de los policías, empiezan a sentir angustia, stres, desazón, esperanza, temor, ansias; sentimientos encontrados y mezclados, que contagia a la familia y al policía no le permite concentrarse en su trabajo.
La inestabilidad emocional y psicológica a veces se encrespa o atenúa , según como se propagan las bolas o rumores en los pasadizos del Ministerio del Interior o de la PNP :" estás en el bolo", " felicitaciones", "nadie te saca", " van a dar diez vacantes más", " te he comprado los galones", etc.
Al final, la realidad nadie tiene ver con nuestras expectativas , creencias o deseos. Y, cuando la realidad golpea es implacable , llega el cuadro y no está.
Los comandos policiales y los ministros de turno han hecho que los ascensos sea un misterior , simpre se ha manejado de manera encubierta, clandestina, las reglas de juego nunca fueron claras y son cambiadas de manera intempestiva , sin consultar a los operadores policiales, siguiendo oscuros intereses políticos , nunca han sido transparentes , cristalinismo, siempre han sido manipulados, para favores a los amigos, compadres, al que protege al Presidente , a los ministros, a los congresistas, etc.
Si bien los ascensos en la policía es la etapa más traumática y estresante, pero a la vez, es el más esperada y constituye el acicate, el aliciente, la más grande y efectiva motivación para un policía por las expectativas que genera y el cambio en el ascendido que trastoca su vida, amigos, familia, economía, poder, moral .
Todos los oficiales que egresan de la escuela de formación tienen la esperanza o aspiran algún día, ascender hacia las alturas .
Es una aspiración sana y comprensible, tomando en cuenta que todo ser humano tiende al desarrollo de su personalidad y mejorar su status económico .
El grado superior le permite aumentar sus expectativas económicas y ubicación en los niveles jerárquicos de la institución, o sea, tener más poder de decisión y comando .
Pero, en las últimas semanas se ha presentado algunos cambios intempestivos, inesperados, que han enturbiado las reglas de juego para los ascensos y ha generado honda preocupación entre los oficiales y subalternos que estaban listos para ascender, ya sea por antigüedad o por méritos acumulados .
La ley que extiende a 38 años el tiempo de servicios y alarga un año más el tiempo para presentar al ascenso no ha sido del agrado de la plana media e inferior de la policía , tal vez, algunos generales saltan en un pie ante esta ley porque le alarga su estadía en la policía, pero no beneficia al conjunto, por eso se comenta que esta ley “tiene nombre propio”.
La otra es más reciente : los alcaldes se le faculta evaluar a los comisarios y su personal que se traduce en un puntaje nada despreciable . Dos puntos para un oficial es gravitante para su ascenso como también puede alejarlo en sus expectativas.
Lo que preocupa es darle esta atribución a los burgomaestres . No todos piensan igual, son de distintas tiendas políticas, algunos están siendo procesados por distintos delitos ( peculado, malversación de fondos, estafa, etc.), por lo tanto no tienen la solvencia moral para calificar a los policías.
Esta situación puede degenerar y de pronto, los comisarios, para beneficiarse con este puntaje, van a forzar su cambio a ciertas comisarías donde el alcalde es su amigo o vender su alma al diablo, esclavizarse, hipotecarse, convertirse en su “cholo barato”.
Si la ministra del Interior tiene pensado “mejorar la imagen de la policía “, ese no es el camino.
La norma ha sido publicada y todo está consumado.
Es peligroso dejarles tanto margen discrecional a los alcaldes para que evalúen a los comisarios y su personal .
Esperemos que la ministro del Interior en coordinación con el director general de la PNP, establecen bien los parámetros para la evaluación para que las reglas estén claras , para no dejarles demasiado margen discrecional a los evaluadores.
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