jueves, 13 de agosto de 2009

La policía nacional, la ley de efecto político y el orden interno democrático


Una nueva doctrina policial debe propender a que la policía respete los derechos humanos, esté subordinada a las autoridades constitucionales, y brinde un servicio ajeno a toda consideración política, ideológica o de posición social o cualquier discriminación y que cuando reciban órdenes de los políticos de turno sepan aclararles que la POLICÍA DEFIENDE EL ORDEN INTERNO DEMOCRÁTICO , un orden dentro de un Estado de Derecho en donde se privilegie la razón, el diálogo, la concertación, antes que la paz de los cementerios o el imperio de las balas y las bombas .

Lejanos están los días cuando el INAEP (Instituto de Altos Estudios Policiales) era el centro del desarrollo de la doctrina y ciencia policial y las aulas se transformaban en verdaderos centros de debates, discusiones, o los participantes - coroneles de la PNP- se enfrascaban en elubricaciones como “pequeños filósofos” o “policiólogos” sobre temas de actualidad , que respondían a las siguientes preguntas :

¿ Existen leyes en la historia que tengan fuerza actuante en las tendencias que están en el dominio de la policía?

¿Cómo se expresa la ley de efecto político y la ley de responsabilidad refleja en la policía como hecho político?

¿ Qué tipo de orden debe mantener y restablecer la policía?

Ahora el INAEP , como muchos centros de capacitación de la PNP navegan en el "oscurentismo", buscando que responder interrogantes más cercanas a las ciencias puras, o tratando de copiar modelos extranjeros o aprender teorías y doctrinas que nada tiene quer ver con la doctrina y la ciencia policial .

Estas preguntas siguen teniendo vigencia ; más aún, ahora , cuando nos enteramos por los medios de comunicación que la doctora Luz Rojas, Titular de la Fiscalía Provincial Mixta de Utcubamba (Bagua), ha denunciado a 16 oficiales de la policía que dirigieron y ejecutaron el violento desalojo en la llamada Curva del Diablo , el 5 de junio , denunciándolos por homicidio calificado y lesiones graves por los muertos y heridos del suceso que ha pasado a ser denominado en los anales históricos como “Baguazo”.

La apertura de instrucción estará en manos del juez, Ernesto Orellana, del Segundo Juzgado Penal de Utcubamba .

En la denuncia , la fiscalía señalaba que los efectivos policiales están obligados , en el desempeño de sus funciones, a respetar los derechos humanos de todas las personas y que el uso de la fuerza debe ser excepcional , razonable ; en otro acápite de la denuncia, hizo mención del poder de fuego que usaron los policías ( revólveres, pistolas, fusiles AKM) mientras que los pobladores y nativos utilizando en su defensa , lanzas de su uso común y objetos contundentes como piedras y palos; por lo tanto, la fiscal consideraba que la acción policial era desproporcionada .

Otro medio de comunicación publicaba que la responsabilidad penal puede llegar hasta el presidente de la República y que los ministros , Jehude Simón , Mercedes Cabanillas y Antero Flores –Araoz , deberían ir al banquillo por “El Baguazo”.

Lo cierto es que los ministros , antes mencionados ,han regresado a sus actividades habituales y dejaron las carteras, pero a los policías les espera su Vía Crucis porque este tipo de procesos , por su naturaleza ( homicidio , lesiones y violación de derechos humanos ) son interminables .

La ley de efecto político y la ley de responsabilidad reflejada.

En este hecho se observa los efectos de dos leyes en la policía ( la ley de efecto político y la ley de responsabilidad reflejada) debido a que las decisiones políticas o sociales que adopten los políticos del Gobierno de turno , tienen influencia, efectos, tanto positiva o negativamente en la función policial . Y muchas veces, estos efectos son determinantes y perjudiciales en su futuro , como institución, y en la carrera profesional de los mismos policías que ejecutaron las órdenes de los políticos de turno , algunos de los cuales , después se “lavan las manos” y los sueltan para que los leones los destrocen en interminables denuncias y procesos penales y administrativos-disciplinarios.

Esto se da porque la policía , además de ser una institución importante en la vida de la nación, es un hecho político , y como tal, está ligado a la concepción misma del Estado , se identifica con el sistema, y es penetrado por su ideología en forma radical ; sistema al que tiene que defender para mantener el orden imperante de dicho sistema o Gobierno de turno.

Tal es así de que si el Gobierno defiende o promueve un Estado absoluto , autoritario, la policía asume sus características y se convierte en el brazo represor de dicho Gobierno . Contrario sensu, si el Gobierno defiende o se desenvuelve en un Estado de derecho, la policía asume también dicha característica.

Históricamente, la policía ha sido caracterizada desde un concepto metafísico y como hecho político.

Esto debe ser lo ideal, pero en la realidad no se presenta así.

La ley de responsabilidad reflejada se manifiesta cuando el ente policial recibe siempre por reflejo la responsabilidad de muchos hechos o disposiciones gubernamentales que no ha causado ni siquiera propuesto.

Los generales Sánchez, Uribe y Muruguza, cargarán con toda la responsabilidad del peor operativo policial en la historia de la PNP , por lo tanto, deben cargar con todos los muertos y asumir la responsabilidad penal y administrativa- disciplinaria, por esas leyes de efecto político y responsabilidad reflejada .

La ley le dice que la Policía Nacional debe defender el “orden interno”, pero la lógica o el sentido común nos dice que debe existir otro tipo de orden , tal vez , una especie de “ orden democrático”, un orden alejado de las balas y las bombas, un orden dentro de un Estado de Derecho .

Pero , como están las cosas , la policía debe defender el orden según la óptica del Gobierno de turno y allí está el detalle . La Policía si sigue defendiendo el orden interno , según la estructura socio-económica del Gobierno de turno, seguirá adquiriendo la característica de dicho Gobierno y orientará su accionar en los escenarios próximos que se avecinan .

Por ello es necesario que los cerebros grises de los policías pensantes precisen qué tipo de orden interno debe mantener o restablecer la Policía Nacional .

Será el orden interno de un Gobierno que evidencia autoritarismo o un orden interno que vaya más allá y se encuadre dentro de lo que se conoce “orden interno democrático”.

Si nos ubicamos dentro de un orden interno democrático fluyen preguntas como : ¿ Por qué tiene que reprimirse con balas y bombas a los hermanos peruanos cuando sabemos que sus reclamos populares tienen sustento? ¿Por qué tiene la policía meterles balas y bombas a los s llamados “antisistemas”, con odio de clase , si sabemos que ellos también son parte del pueblo que reclama justicia , trabajo, lucha contra la corrupción?

Metafísicamente , la policía es un órgano de control social , formal y su objetivo es la protección de la sociedad y los ciudadanos . Indudablemente es una institución esencial del Estado , encargada de aplicar la ley y mantener el orden público .

Como hecho político está ligada a la concepción misma del Estado y aparece ligada e identificada con un sistema, situación que hace que sea penetrada por la ideología del sistema actual , en forma muy radical y por el Gobierno al que tiene que defender .

Es por ello que se dice que la policía como hecho político, es una institución siempre de un determinado Estado y adquiere la imagen y semejanza del Gobierno de turno que dirige el Estado.

Si el Estado es absoluto o totalitario, la policía se convierte en el brazo represor y confidente del poder soberano. Si existe Estado de Derecho, la policía tiene la naturaleza de ser transparente y abierta , con la posibilidad de ser sometida a control , tanto por los representantes del Gobierno como los Tribunales de Justicia . Y, frente a la idea de represión se acentúa la idea de represión.
De la Constitución Política del Perú ( 1993) se desprende que la policía tiene como “deber ser” el orden interno , pero en la doctrina policial comparada no existe el concepto de orden interno , su origen es netamente nacional y surge de la teorización militar sobre Defensa y Seguridad Nacional ( a las FFAA le corresponde velar por el orden externo , contrario sensu, a la Policía Nacional , le compete el orden interno ).

Tradicionalmente, se recurrió al concepto de orden público y modernamente, por el influjo de las nuevas corrientes criminológicas, al de seguridad ciudadana, que empieza aparecer en el discurso policial peruano.

La doctrina policial peruana se ha visto obligada a dotar de contenido al concepto de orden interno realizando un paralelismo entre los conceptos de orden público, el cual constituye el eje de referencia, pero que al final, la interpretación de orden interno es inversa a la lógica constitucional donde la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado .

Para conocer la característica de la policía en el sistema actual , debemos tomar nota de algunas opiniones de especialistas:

Según el sociólogo e investigador del Centro de Estudios para el Desarrollo y la Participación (CEDEP) , Héctor Bejar, el Gobierno del doctor Alan Garcia no es un gobierno democrático, no representan al pueblo , representa sólo los intereses de grandes empresarios y gobiernan los abogados de las grandes empresas.

Este Gobierno se ubica históricamente en las postrimerías del siglo XIX, cuando nuestros países se incorporaron al mundo globalizado de esos tiempos como enclaves o colonias exportadoras de materias primas. Esta época es el camino de las concesiones gasíferas y mineras y no por el camino de las nuevas políticas macroeconómicas del 2002, subordinado al capital trasnacional que corresponde a la ideología neoliberal del consenso de Washington que considera a nuestros países un campo de inversión para el capital trasnacional.

Es el modelo exportador basado en el cholo barato, nada de progreso tecnológico ni de desarrollo industrial.

Este modelo socio-económico genera desconfianza en la población , principalmente rural , así como el rechazo a los proyectos de inversión como es el caso de la hidroeléctrica de Canchis que traería bienestar y progreso a esa región.

La prestigiosa revista The Economist publicó un artículo desolador sobre la gestión del presidente AGP y advierte que pese a los cambios en el Consejo de Ministros, con Velásquez a la cabeza, el régimen es bastante turbulento y advierte que alcanzará prematuramente el calificativo de “ pato rengo”.

La explosividad de las masas están advirtiendo al Gobierno que el modelo neoliberal perdió sus encantos , está anclado en el pasado y que debe cambiar su política permisiva con los monopolios internacionales , abriendo una política respetuosa de los intereses nacionales , especialmente en lo que se refiere a los recursos naturales.

La renovación del último gabinete ministerial refleja el desgaste del gobierno ( Lourdes Flores) porque en tres años, no ha podido proponer reformas profundas, ni modernizar al Estado y ha sido ineficiente en la inversión pública .

Por su parte, ante los conflictos sociales in crescendo , el gobierno crea sus propias fantasmas y trata de justificar el malestar de la población con la tesis de del complot para derrocarlo , manejado por hilos extranjeros .

Esta actitud no es extraña porque la historia ha demostrado que los gobiernos y Estados que fracasan , encuentran en el complot y la amenaza externa los argumentos para justificar sus yerros.

Al nuevo gabinete ministerial, el presidente del República, Dr. Alan García Pérez , le haya dado una consigna que se sintetiza en dos palabras: Orden e Inclusión social.

Es lógico que deducir de que al Sector Interior y a la Policía Nacional , le compete mantener el ORDEN ante los nuevos escenarios que se avecinan , al que muchos analistas lo denominan “ el período preinsurrecional”.

Todos están de acuerdo en que el país se ha convertido es una bomba de tiempo que deberá enfrentar el próximo gabinete y que vendrá una escalada cada vez más creciente de paros y agitación social con la finalidad de petardear la frágil democracia peruana .

La efervescencia social no va a disminuir en algunas zonas del país , porque la gente se cansó , está harta de la clase política y el gobierno está en un dilema: garantizar los compromisos que ya firmó a espaldas del país con grandes empresas petroleras y mineras o escuchar y atender las protestas de los pueblos amazónicos y andinos.

El incumplimiento de los ofrecimientos del gobierno debilita el diálogo social y político , y quiebra la confianza con los interlocutores quien optarán por la violencia.

Se viene la Nueva Marcha de los 4 Suyos( setiembre) organizada por los grupos más ultras de la izquierda, los bajos niveles de la actividad productiva incrementarán los problemas sociales ( 0.46% en mayo), habrá mayor desempleo ( en el segundo semestre la tasa desempleo alcanzó el 8.5% de la PEA en Lima Metropolitana, hubo 382 mil 700 personas desempleadas), la zona sur está al borde del conflicto ( los presidentes de la Microrregión Sur sospechan que el gobierno pretende relegar desarrollo de la zona sur y la construcción del Gaseoducto Andino Sur), los pueblos amazónicos alistan la resistencia popular ante el intento del Gobierno de descabezar a AIDESEP y la persecución de sus dirigentes, la percepción que tienen de las mesas de diálogo , después del Baguazo , se han convertido en “mecedoras” y que el gobierno no tiene interés de resolver el problema indígena.

Los dirigentes de AIDESEP están incómodos con la jugada del Instituto Nacional de Desarrollo de los Pueblos Andinos , Amazónicos y Afroperuanos (Indepa) por haber logrado ubicar a antiguos dirigentes de la amazonía como Evaristo Mikuaa, Octavio Shakaima y Julio Inuach, además de haber manejado a los awajún Alexander Teest y Sundi Simon , expulsados de ORPION por manejos irregulares de fondos en una campaña contra el líder indígena Alberto Pizango , hoy asilado en Nicaragua .

Si este es el carácter del gobierno de turno y se esperan nuevos escenarios que convertirán al país en una bomba de tiempo ante el nuevo impulso del encrespamiento social:

¿Qué tipo de orden debe defender y mantener la Policía Nacional?

¿Será el orden interno que pretende mantener el Gobierno actual? O ¿ Debe haber algún tipo de nuevo orden que deberá mantener la Policía Nacional para evitar la ley del efecto político o la ley de responsabilidad reflejada ?

Si se aplica una política represiva en los dos años que le queda al Gobierno , es lógico que terminará con el desprestigio absoluto y la policía cargará con el activo y el pasivo , porque , justamente , la policía como hecho político , adquiere la naturaleza y el carácter del Gobierno de turno .

Y si las cabezas del Gobierno ,a al término del mandato, son perseguidos, igual sucederá con las cabezas de la Policía Nacional por la ley de efecto político .

Esto explica el hecho de que los Gobiernos de turno , calificados como autoritarios , echan de mano de la policía cada vez que tienen la intención de reprimir algo, la convierte en un brazo represor ; por lo tanto, la furia de las masas se dirigen indistintamente a destruir los símbolos de la opresión y el autoritarismo , en este caso , las comisarías y los policías mismos, quienes son perseguidos, apedreados, eliminados .

Cuando la democracia es débil y no existe un Estado de Derecho, la policía se coloca en medio de dos fuegos.
Por un lado están los que pretenden adelantar las elecciones en el Perú, agitadores o azuzadores que cabalgan sobre las protestas sociales, radicalizan plataformas y métodos de lucha social para provocar una escalada represiva , requieren de algunos muertos para crear la ficción de que en el país existe un régimen sangriento con fachada democrática. La clave es la búsqueda incesante de la represión y de víctimas , hasta estrangular a las ciudades , creando la sensación de anarquía y caos.

Por otro lado, un régimen incapaz de contener el desborde social , que ha fracasado, que no tiene capacidad de autocrítica , que empieza a ver un complot y amenaza externa , argumentos para justificar sus yerros, sin realizare una mea culpa o sincera autocrítica, culpan a los otros de los problemas del gobierno, en vez de atender los reclamos detectados en diversos puntos del país, no aprenden de sus errores , no se convencen que el diálogo es la única salida a la crisis , en ningún momento menciona la aguda crisis financiera internacional , la recesión de la economía peruana , no ven el fracaso de sus planes y propuestas y su responsabilidad en las movilizaciones, porque , ante la ausencia de Estado, la población opta por la protesta , comienza ver conspiradores por todos lados- ahora se les conoce como “antisistemas” que niegan toda la labor realizada por el gobierno.

En medio de este ambiente de división y odio social, se mueve la policía como institución o el policía como ser humano , que sigue siendo un bicho raro en la sociedad; amado y requerido en épocas de crisis ; odiado, marginado, en época de bonanza y paz.

Escucha – nos estamos refiriendo al policía de calle, al que es lanzado a reprimir a los revoltosos o manifestantes – que debe sacrificarse, inmolarse, dar la vida por el sistema, para defender el orden interno, la paz social .

Así lo entiende, pero cuando es muerto o lesionado, las viudas van de un lugar a otro pidiendo justicia , que se esclarezca sus muertes, que indemnicen a las familias, pero son enterrados y después olvidados, porque era su deber “inmolarse “ por mantener el orden interno del Gobierno de turno . Así de simple.

En el Baguazo se planteó la tesis de la inmolación y quedó prendida en la retina de los ciudadanos de que los policías deben inmolarse para mantener el orden interno , para que otros vivan en paz social .

Esta apreciación de los políticos , hace que muchos policías reflexionen ( porque también tienen algunas células cerebrales) y no se traguen la tesis de la inmolación que esgrimió Jehude Simon , el mismo que al verlos masacrados, justificaba estas muertes como “inmolación” y convirtió estos crímenes - se supone en un Estado de Derecho – como una de las s más bellas artes o que está bien que los policías sean asesinados porque mantener el orden interno demanda la inmolación porque sino se destruye la democracia .

Los policías , con impavidez surrealista , son testigos que aún no se denuncia a los autores materiales de la muerte de los 24 policías y los políticos de turno se “lavaron las manos “, han vuelto a su curul, otros alistan baterías para las elecciones del 2011 , como si nada hubiese pasado .

Queda la sensación en muchos policías que aún no han sido “ inmortalizados” que son “cholos baratos”, sacrificables, que no obstante hacer maravillas para sobrevivir con 800 nuevos soles mensuales- a excepción de los generales que viven como príncipes- los convierten en eficaces armas letales, listos para reprimir las protestas sociales, sin chistar, sin reclamar, porque si los matan es porque se han sacrificado , inmolados o están defendiendo el Orden Interno de este sistema a costa de sus vidas.

En el escenario descrito, es importante de que en los centros de capacitación , en el INAEP, en los cursos superiores, se vuelva a filosofar sobre el tipo de orden que debe defender la policía: ¿ orden interno a secas? ¿ orden interno democrático? o algún tipo de orden que les permita en un futuro no verse envueltos o perjudicados con las leyes de efecto político o responsabilidad reflejada y seamos testigos de hechos como la denuncia de 16 policías por los suceso de Bagua , cuando los políticos se han “lavado las manos “ , dejando que los policías sean sacrificados o inmolados por la Pinchijusticia del doctor Alan García Pérez .

Una nueva doctrina policial debe propender a que la policía respete los derechos humanos, esté subordinada a las autoridades constitucionales, y brinda un servicio ajeno a toda consideración política, ideológica o de posición social o cualquier discriminación y que cuando reciban órdenes de los políticos de turno sepan aclararles que la POLICÍA DEFIENDE EL ORDEN INTERNO DEMOCRÁTICO , un orden dentro de un Estado de Derecho en donde se privilegie la razón, el diálogo, la concertación, antes que la paz de los cementerios o el imperio de las balas y las bombas .

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