Se acerca el 28 de julio, se avecina un largo feriado , son los días de visitar el Parque de Las Leyendas, los circos, viajar a provincia, descansar.
Son las festividades por el Día de la Patria. El recuerdo de un aniversario más por el Día de la Independencia del Perú.
La gente se prepara para salir del frío limeño que este año cala hasta los huesos.
Salir a buscar los huidizos rayos del sol en las afueras de la capital.
Otros esperan con esperanza lo qué dirá o las promesas que hará el presidente de la República , es su último discurso , el tiempo se le acorta , el gobierno dobla la esquina, le queda un año y ha dejado sobre el tapete demasiados problemas sin resolver , como la inseguridad ciudadana que demanda urgente una solución radical porque mientras los delincuentes se adueñan de calles , los ciudadanos honestos se amurallan en sus casas o en sus barrios como si fuesen ciudades medievales .
Aparte de los abrazos y saludos por el Día de la Patria, es oportuno hacer una reflexión sobre lo que significa ser y sentirse peruano.
A pesar de todos los problemas , creo que todos los que hemos nacido en estas tierras sentimos orgullos de ser peruanos .
El destino quiso que naciéramos en estas tierras donde alguna vez se levantó un poderoso y temido Imperio Incaico que se extendió por toda Sudamérica .
Nosotros descendemos de esa estirpe de peruanos y nos dejaron como herencia la grandeza de esa maravilla que es Machupichu, la ciudad de piedra que despierta admiración por la perfección con que fue construida .
Esa maravilla fue construida por nuestros ancestros, los mismos que domaron las aguas a través de andenes que constituyen maravillosas obras de ingeniería.
Esos peruanos no estudiaron ingeniería pero construyeron obras faraónicas que son motivo de admiración .
Tan peruano es aquel que dio el primer grito de libertad en América del Sur como aquel que le respondió al opresor corregidor español cuando le preguntó que diga quién o quiénes eran los culpables de la rebelión: ” los únicos culpables somos tú y yo . Tú por oprimir a mi pueblo y, yo , por querer liberarlo”.
Tan peruano es aquel novelista que escribió el Mundo es Ancho y Ajeno como aquel que murió en París , un jueves con lluvia del que ya tenía el recuerdo y que escribió “Poemas Humanos”.
Tan peruano es aquel que escribió “Tristitia” , el poema que hace llorar a los pisqueños cuando lo escucha porque sus recuerdos se sumergen en aquella provincia que se hizo famosa cuando sucedió un terremoto o cuando su recuerdo le trae la imagen del Malecón Graú o el manso rumor con que mueren las olas .
Peruano fue aquel que prefirió morir envuelto en la bandera roja y blanca, antes de que caiga en manos del enemigo aquel 7 de junio en el Morro Solar.
Esos peruanos, como muchos tantos, están en la historia, pero también existen los peruanos de hoy, aquellos que son parte de la masa de sobrevivientes, aquellos que siempre han escuchado que el Perú es un mendigo sentado en un banco de oro, que tenemos gas de sobra, que existen minas de oro.
Pero como muchos peruanos, la riqueza no la sienten .
Siguen siendo parte de la masa de sobrevivientes que temen salir a las calles porque son asaltados o algún loco del volante lo puede lanzar a la otra vida.
A pesar de los problemas diarios , a pesar de nuestros políticos que más piensan en ellos, en llenarse los bolsillos y esperar ser elegidos , nuevamente, regalando bolsitas de arroz o de azúcar, a pesar de que los policías ganan tan poco que apenas les alcanza el sueldo hasta la quincena y después tienen que competir con los guachimanes, a pesar de las mecidas del presidente García, a pesar de la incertidumbre de un Metropolitano que nos cuesta un ojo de la cara y no sabemos cuándo entrará en funcionamiento, a pesar de que los chilenos los encontramos hasta en la sopa y poco a poco se hacen dueño del Perú y están planificando qué candidato para presidente les caerá como anillo al dedo, a pesar de que las coimas que es parte de nuestra cultura , nuestra programas televisivos en donde reina la mariconada, a pesar de que nuestro país es la cuna de la ingratitud , del olvido, país hecho para que se reconozca al mediocre , al rastrero, al chupamedias; sociedad hecha a la medida para el sinvergüenza, el corrupto con terno y buena labia.
A pesar de todo ello, nuestro país, el Perú, la tierra donde vivimos, donde amamos, donde respiramos, donde nos quejamos, donde rajamos, donde nos alegramos, sigue siendo hermoso, porque sabemos que todo pasará porque todo tiene su final.
Los políticos algún día se irán a sus casas, los delincuentes serán atrapados, las calles serán asfaltadas, el Metropolitano empezará a funcionar, los chilenos seguirán comprándose el país. Todo eso es parte de la vida , nada es eterno , todo fluye, como decía el viejo Heráclito.
A pesar de nuestras cuitas, temores, esperanzas, triunfos, fracasos, etcétera.
Nos sentimos peruanos, orgullosos de haber nacido en estas tierras llena de contradicciones, imprevisible hasta decir basta; tierra en donde amamos el cebiche , nuestras magalies , nuestro pollo a la brasa, la riquísima papa a la huancaína , la sonrisa estridente de nuestras bellas mujeres , morenas, chinitas, cholitas; todas ellas , crocantes como el pan recién salido del horno .
En estas fiestas patrias debemos sentimos orgullos de ser peruanos, de haber nacido en estas tierras en donde nació también el “Cholo sano y sagrado”, de ser oriundos de estas tierras bendecidas por Dios, porque no obstante que desaparecen los recursos naturales, se descubren otros , como ubres interminables para que los ricos se hagan más ricos y los pobres más pobres.
Pero en fin, es nuestra patria , y debemos aprender a aceptarnos tales como somos .
Es la única manera de ser felices y vivir en paz en estas tierras que espera nuevos amaneceres.
¡ FELIZ DIA DE LA PATRIA, PERUANO, DONDE ESTÉS !
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