sábado, 20 de marzo de 2010

Sexo y poder : mezcla explosiva que nos puede llevar a la perdición.




La forma más segura de revelar el carácter de una persona no es la adversidad sino dándole poder( Abraham Lincoln)

Un hombre fuerte no necesita el poder y se dan casos en un hombre débil de caracter muchas veces es destruido por él porque se juguetea morbosamente con el coyuntural poder del que goza, víctima de las ofuscaciones propia de esas pequeñas pasiones de la política a cuyo imperio estamos desafortunadamente expuestos, sin excepción y sin matices .

Pocos hombres que gozan de poder - principalmente político- se resisten al "lomazo" de secretaria y se convierten en unos " tigres", se achibolan, empiezan a jugar tenis o se consideran que han vuelto a sus mejores años de los treinta.

El poder de por sí vuelve a los hombres locos , imagínense , el coctel molotov que resulta de sumarle el sexo sin control o desenfrenado .

Esto los convierte en ciegos , los obnubila y el "lomazo" empieza a gobernar su vida y sus decisiones.

Solamente aquellos que conservan la distancia con el poder y evitan que se mezcle con el sexo, únicamente ellos pueden descubrir la verdad ( así respondía años atrás el autor de Castigar y Vigilar a Paúl Rabinow en un diálogo sobre la prisión).

Existe una teoría que surge de la observación reiterada de casos , desde "Nerón " de la época romana hasta el "Neron" del Imperio "Republicano" que ha hecho tambalear a una institución tutelar del Estado.

La curiosa relación entre el sexo y el poder .

Cuanto mayor es la concentración del poder en una persona, más es la admiración que despierta en los espíritus pueriles y faltos de personalidad.

Se produce aquí una relación directa que parece imposible de contrarrestar.

Esa intensa admiración hacia el que ostenta el poder frecuentemente se trasmuta en un intenso deseo sexual .

En realidad , ese erotismo no es provocado por la persona en sí sino por el poder que detenta.

Un caso se dio con Hitler .

Algunas mujeres alemanas de su entorno habían confesado sueños eróticos con él quien en el campo onírico desplegaba maniobras y sugería posiciones que ponían en movimiento frenético a las más recatadas.

Existen personas que entrenadas en la genuflexión ante el poder, educadas en la reverencia al poder, van adquiriendo una atracción cada vez mayor hacia quienes lo ejercen.

Primero es la admiración que luego se suele transformar en un magnetismo irrefrenable y en deseos sexuales , muchas veces inconscientes.

La sublimación afrodisíaca es habitualmente subliminal y no explícita .Se trata de un impulso sexual enmarcado .

Pero el poder como amor es de doble filo : se goza y se padece.

Al tiempo que genera un estado de livitación pura, genera también su contrario: la búsqueda de una felicidad irresistible y fugitiva, sólo comparable a la búsqueda de un amor idealizado que se ansía pero se teme, se persigue pero nunca se alcanza.

El poder y el sexo , si bien son dos poderosas turbinas que impulsan la vida diaria de cada ser humano.es una mezcla explosiva que lleva al hombre o a la mujer a la perdición.

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