Este artículo resume la experiencia del autor cuando estuvo en Mexico D.C. , invitado como participante en el Tercer Seminario de Inteligencia Sobre Crimen Organizado Trasnacional y Terrorismo Internacional( 1 - 5 diciembre 2002).
En los últimos años , ha existido entre los organismos de inteligencia de Latinoamérica inusitado interés por debatir .el tema del crimen organizado trasnacional y el terrorismo internacional con especialistas en eventos internacionales.
Más aún que la sociedad civil demanda que se aclaren bien la misión y el trabajo de los organismos de inteligencia dentro de una democracia, debido a que muchos de estos entes se ligaron a los gobiernos de turno y en algunos países, se convirtieron en el brazo político de fenecidos gobiernos.
La mayoría de los servicios de inteligencia en Latinoamérica, en las últimas décadas han estado asociados a graves violaciones de derechos humanos , motivo por el cual existen intentos de acercarse hacia la consolidación de la inteligencia civil y otros proyectos tendientes a democratizar los organismos de seguridad .
Es decir, se pretende llenar un vacío que se expresa en las dificultades afrontadas por la desmilitarización y en la carencia de debate sobre la inteligencia civil, sus funciones y objetivos en sociedades que caminan hacia la democracia.
En cuanto al Perú, la naturaleza históricamente autoritaria y excluyente de la sociedad y el Estado peruano hace difícil todo esfuerzo de renovación institucional, más aún en un organismo como el servicio de inteligencia, existiendo una serie de factores que impiden la creación de un nuevo sistema de inteligencia peruano, tales como :
La carencia de un ordenamiento legal coherente que norme el conjunto del sistema, la falta de una nueva política de seguridad nacional, la búsqueda de un nuevo concepto de seguridad o una nueva política de seguridad para la democracia , después de los atentados del 11 de setiembre del 2001, , no es un problema sólo teórico y tiene su alcance mayor en el Perú.
La razón principal de mi visita a la ciudad de México era para participar como representante del Consejo del Sistema de Inteligencia Nacional del Perú en el Tercer Seminario de Inteligencia sobre Crimen Organizado Trasnacional y Terrorismo Internacional, en la ciudad de México, del 1 al 5 de diciembre del 2002.
Como era lógico, estos temas forman parte de la nueva agenda negativa de los foros regionales e internacionales y México , una de las urbes más contaminadas en el mundo, incluso, se dan el lujo de vender aire puro en las Lomas de Chapultepec ( en uno de los barrios más exclusivos de la ciudad donde funciona el primer “bar de oxígeno” ), se iba a convertir en el centro de atención de estos temas .
Apenas estas aterrizando , sientes como si entra el avión en una densa nube de smog. Una vez que la atraviesa, el primer golpe de vista , son los dos estadios : Estadio Azul y Corridas de Toros. Al llegar, me hospedé en el antiguo Hotel Pedregal –Palace, el mismo que aún deja entrever su antiguo esplendor. En el hotel las habitaciones eran amplias y con dos camas. Antes de registrarme, ya me esperaba atento y solícito en el vestíbulo, el Licenciado Antonio Vásquez de Mercado , quien me alcanzó algunos datos adicionales de la ciudad capital : está ubicada a 2,240 metros al nivel del mar y llegaba en una época que el frío invierno amenazaba con su crudeza ( enero a marzo) con bajas temperaturas que oscilaban entre 0º a 10º grados bajo cero.
¿Por qué México estaba interesado en estos temas ?
Se han descubierto y para nadie es extraño que existen conexiones complejas y simbióticas entre las organizaciones de narcotraficantes y grupos terroristas y estos dos delitos tienen un común denominador: su carácter organizado y trasnacional; situación que obliga a que la respuesta de la comunidad internacional parta del entendimiento que es necesario adoptar un enfoque amplio y global para enfrentarlos mediante la adopción de instrumentos jurídicamente vinculados de carácter universal.
Desde hace varias décadas la zona fronteriza entre México y los Estados Unidos ha sido por definición una zona propensa a tener elevados índices de criminalidad. Una de las franjas fronterizas con mayor tránsito comercial y de personas del mundo también es escenario de peligros latentes para la gobernabilidad democrática en México y para la estabilidad política regional. En este evento se analizaría el tema de la criminalidad organizada trasnacional y su conexión interna con el terrorismo internacional. Existe la hipótesis de que la delincuencia organizada constituye un obstáculo significativo para la gobernabilidad democrática en México. Esto se ve claramente con los problemas de seguridad. Pueden existir otras amenazas a los procedimientos democráticos, como la participación de delincuentes en el financiamiento de campañas, pero esto está menos claro. Con respecto a Estados Unidos, las amenazas se circunscriben más que nada a instituciones de control de la frontera, pero aquí el grado de amenaza tampoco está claro.
Su situación geográfica y la gran demanda de bienes y productos ilícitos existente tanto en ambos países como al nivel continental, han fomentado en esta franja fronteriza la existencia y proliferación de actividades ilegales (tales como el tráfico de drogas, armas, personas, instrumentos financieros, sustancias ecológicamente peligrosas, objetos arqueológicos, el contrabando, la prostitución, entre otras más), y con ello, la creación, fortalecimiento y diversificación de grupos (mafias) de delincuentes organizados.
A ello sin duda habría que añadir, como elementos de causalidad, el factor pobreza en México, los bajos niveles de desarrollo institucional de las corporaciones de seguridad y de control de tráfico de la frontera (fundamentalmente mexicanas), así como el bajo nivel de desarrollo y consolidación de las instituciones políticas mexicanas.
Por ello, la franja fronteriza mexicano-norteamericana ha sido un campo fértil para el desarrollo de la corrupción y del crimen organizado. Como resultado, se han generado elevados niveles de corrupción de funcionarios públicos y políticos (de ambos lados de la frontera) por parte de criminales.
Ello, evidentemente ha permitido a los delincuentes protegerse de las autoridades y avanzar en el desarrollo de sus actividades ilícitas, y para algunos autores ha permitido incluso la generación de vínculos sistémicos entre el poder político y el crimen organizado.
Sin duda (y cada vez con mayor intensidad), esto ha sido una preocupación presente en las agendas de dichos gobiernos, manifestada en muchas ocasiones en la generación de acuerdos bilaterales de cooperación en materia de seguridad y de intercambio de información.
Sin embargo, esta fue durante muchos años una concepción limitada básicamente al problema de la corrupción generada con el tráfico de drogas, y entendida como un problema de seguridad local.
Hasta hace poco, el crimen y la corrupción en México y en la franja fronteriza se veían como un problema de seguridad local. La corrupción no era visto por los líderes políticos y económicos a nivel nacional o por los especialistas en las relaciones Estados Unidos-México , como un problema capital o como una amenaza a la gobernabilidad en cualquiera de los lados de la frontera.
Pero , ahora la situación ha cambiado por la aparición de nuevos delitos organizados a nivel internacional y el peligro principal que ofrece la delincuencia organizada es el aprovechamiento sistemático de la configuración variada y la flexibilidad del sistema financiero y jurídico de la comunidad civilizada de naciones( las estructuras comerciales legales ofrecen una base ideal para los negocios ilícitos).
El caso obvio es el de las drogas y del narcotráfico con la aparición de nuevas formas de violencia que trasuntan las fronteras nacionales y con matices diferentes o la delincuencia internacional organizada . Nueva forma de violencia en el planeta y principal amenaza por los sistemas democráticos libres, la paz mundial y la vigencia irrestricta de los derechos humanos: la delincuencia internacional cuya expresión máxima es el narcotráfico y sus efectos colaterales, el lavado de dinero y la corrupción.
Esos tipos de temas , junto quizás con el propio proceso de integración comercial y apertura económica van diluyendo , si se quiere las fronteras tradicionales y las fronteras políticas. Se dice y con justificada razón que los narcotraficantes no respetan fronteras, por ende, la lucha contra el narcotráfico no puede estar limitada por las fronteras. Se tiene que buscar mecanismos de cooperación multilateral que hagan esta lucha efectiva.
¿Qué es el crimen organizado trasnacional?
Referirnos al concepto de criminalidad organizada trasnacional resulta un tanto pretencioso , sobre todo cuando se trata de efectuar un análisis y exponerlo con las limitaciones temporales que él impone.
Pero no sólo de limitaciones temporales debemos hablar, sino además de limitaciones relativas a la aprehensión de conceptos cuyos alcances y límites, aún no se han podido establecer.
En el ámbito internacional este concepto comenzó a ser utilizado por primera vez por la Rama de Prevención del Delito y Justicia Penal de Naciones Unidas, en 1975.
Identifica al fenómeno criminal que trasciende las fronteras internacionales, y que transgrede las leyes de diversos Estados o que tienen un impacto sobre otro país.
A nivel internacional, las Naciones Unidas define al Grupo Criminal Organizado como el grupo estructurado de tres o más personas, existente por un período de tiempo y actuando en conjunto con el propósito de cometer uno o más crímenes graves (serious crimes) o delitos establecidos en la presente Convención, a fin de obtener –directa o indirectamente- un beneficio sea financiero o de otra índole material.
En resumen se hace referencia a la actividad delictiva que se extiende dentro de distintos países y violando sus respectivas legislaciones.
El Crimen organizado tiene tres indicadores que lo caracterizan : empleo de estructuras profesionales y /o comerciales ,empleo de violencia o algún otro medio de intimidación e influencia en la política y los medios de comunicación , la administración pública , la justicia o la economía.
En general se ha intentado definir a la Criminalidad Organizada o Crimen Organizado como las actividades realizadas por grupos estructurados , en la comisión planificada de hechos delictivos por más de dos personas , que actúan sistemáticamente en un período de tiempo, largo o indeterminado y que están destinados a la obtención de ganancias y poder .
El delito organizado se diferencia del delito individual en lo siguiente: la jerarquía, especialización, el trabajo sistemático, la corrupción de autoridades, la ayuda de los miembros de la organización, el silencio( o la conspiración del silencio) profesional incondicional y las actividades propias , orientado a la manipulación de la opinión pública, los fines pecuniarios y en muchos casos, su vinculación al poder político .
La delincuencia organizada internacional afecta bienes jurídicos de ciudadanos de otros países (drogas y narcotráfico) y se ve favorecida por la integración comercial y apertura comercial que diluyen las fronteras tradicionales y las fronteras políticas( los narcotraficantes no respetan las fronteras). Por ende, la lucha contra el narcotráfico no puede estar limitada por fronteras. Se tiene que buscar mecanismos de cooperación internacional o multilateral que hagan esta lucha efectiva.
El crimen organizado a agrupaciones de delincuentes profesionales operan durante un periodo. No se trata de individuos que se juntan para un o dos “trabajos” y luego se desbandan; poseen una estructura y jefes identificables. Por lo tanto, existe una jerarquía y división del trabajo dentro del grupo. La jerarquía puede estar centralizada o bien las bandas operan en redes no conectadas estrechamente; sus propósitos fundamentales son medrar con actividades ilegales.
Usan la violencia y la corrupción para protegerse de las autoridades o posibles rivales, así como para disciplinar a sus propios camaradas y a quienes buscan explotar.
Las dificultades se presentan para una lucha frontal con la delincuencia organizada son las limitaciones en la lucha contra la delincuencia internacional organizada, la heteregeneidad de las legislaciones penales y el celo de las autoridades en sus políticas nacionales bajo el maquillaje político de la soberanía de las naciones.
Lo recomendable es que se busque una política criminal continental que rija en la comunidad civilizada de las naciones y se hace imperioso la necesidad de la inteligencia de la integración.
La estructura debe responder a criterios empresariales.
En cuanto a la finalidad perseguida, se debería incluir además el propósito de ejercer influencia sobre el público en general, los medios de comunicación y la estructura política de uno o de varios países.
La visibilidad, los bienes materiales y la influencia política en aumento que tienen los grupos criminales organizados se han convertido en años recientes en motivo de preocupación internacional.
Los grupos del crimen transnacional controlan miles de millones de dólares en activos. Su enorme poderío económico facilita la corrupción nacional e internacional. Socavan gobiernos y la transición a la democracia de las sociedades que antes eran socialistas y autoritarias. Minan los intentos de los países en desarrollo y transición de desarrollar democracias y convertirse en economías de mercado libre.
Las ganancias masivas que obtienen los diversos grupos del crimen organizado transnacional, lavadas en los mercados financieros internacionales, socavan la seguridad del sistema financiero mundial. Entre tanto, la competitividad de las empresas legítimas se ve disminuida por la participación del crimen organizado en el espionaje industrial y tecnológico.
Ningún aspecto de los asuntos internacionales permanecerá intocable, a medida que la urdimbre social y los sistemas políticos y financieros de muchos países se deterioran bajo el creciente poder económico de los grupos del crimen organizado internacional.
Ninguna forma de gobierno es inmune al desarrollo de las organizaciones criminales transnacionales, ningún sistema legal es capaz de controlar totalmente el crecimiento de ese crimen, y ningún sistema económico o financiero está seguro frente a la tentación de obtener ganancias a niveles muy superiores a los que son posibles con las actividades legales. Las consecuencias son aun más devastadoras en los estados en transición, donde el pueblo trata de establecer la democracia, la autodeterminación y el imperio del derecho.
Modalidades del crimen organizado trasnacional .
Dentro del término de crimen organizado trasnacional existen una gama de actos ilícitos como el tráfico Ilícito de drogas y delitos conexos, el contrabando de armas , la trata de personas , especialmente mujeres y niños, el tráfico de personas, la explotación sexual comercial de la niñez, el secuestro extorsivo, la extorsión a través del ofrecimiento de protección a empresas, el mercado negro de bienes, el lavado de activos y la corrupción ( la manipulación de los procesos de licitación pública y el favorecimiento e incentivo de la corrupción).
El lector puede apreciar que no se considera el terrorismo internacional como parte del crimen organizado trasnacional.
De la enumeración meramente indicativa que precede, en cada una de las actividades que se mencionan, aparece la necesaria obtención de un beneficio económico de la actividad ilegal desarrollada.
Estos beneficios económicos, representan importantes sumas de dinero que ingresan a la actividad delictiva organizada, la cual debe reciclarlos a fin de poder continuar, así, con su propia actividad u otra igualmente delictivas que complementen a las primeras y que permitan, a la vez, a las organizaciones, disminuir o incrementar una u otra, de acuerdo a la mayor o menor política de prevención y de represión que se establezca en alguno de los países en los cuales las actividades se están llevando a cabo. Asimismo, aquellos beneficios económicos serán inyectados en actividades lícitas que permitan la integración de la organización dentro de una economía; y que en muchos casos le sirva de pantalla o fachada a las actividades ilícitas. En este aspecto también estará presente el principio de diversificación del riesgo.
Cabe insistir que las características anteriores son sólo una enumeración, no completa y como tal variable de acuerdo a los distintos sistemas políticos y económicos en vigencia en un determinado país o área.
De ello se extrae que resulta difícil establecer un concepto criminológico de lo que se entiende por criminalidad organizada, cuanto más uno dogmático, ya que, como ha sostenido el Profesor Zaffaroni, constituiría una pretensión de asir en un concepto criminológico la dinámica del mercado .
Los grupos del crimen organizado transnacional son de variadas formas, los que sacan más provecho de la globalización. Las empresas legítimas se ven todavía constreñidas por leyes y regulaciones extemporáneas de los países donde operan.Hay tres tipos básicos de corporaciones relacionadas con el crimen organizado: estructuras empresariales ilegales, como los carteles de las drogas; Firmas legales · que se involucran en el delito financiero, como los bancos que, de hecho, se especializan en facilitar el lavado de dinero y la evasión impositiva .Empresas lícitas creadas, total o parcialmente, con dinero obtenido del crimen organizado.
Las organizaciones criminales organizadas no sólo mantienen vínculos con algunas empresas legítimas y con algunos sectores del gobierno. A veces prosperan también con el terrorismo y la guerra civil. En unos 30 países, los grupos que participan en la rebelión armada contra el gobierno financian sus campañas terroristas, total o parcialmente, con ingresos generados por los impuestos que le cobran a la producción de drogas o por su participación directa en el tráfico. No es una coincidencia que las perturbaciones políticas de la década de los '90, en Europa Sudoriental, estuvieran relacionadas con la ruta de los Balcanes por la que, en cada año, pasan a Europa toneladas de heroína.Y no es una coincidencia que Afganistán, Colombia y Birmania, los tres productores de drogas más importantes del mundo, sean al mismo tiempo el escenario de algunas de las guerras civiles más prolongadas de los últimos 50 años.
El gran número de actores, las inmensas sumas de dinero, el necesario sigilo de la clandestinidad y las dimensiones internacionales del mercado: todo ello, obliga a los criminales transnacionales a combinar, a lo largo de toda la transacción, una serie de bienes y servicios de naturaleza económica, política y militar.
Para que éstos actores puedan desenvolverse, tres servicios fundamentales tienen que estar disponibles: el capital, la violencia y la no actuación de las autoridades y órganos jurisdiccionales del Estado.
Crimen organizado , política de Defensa Nacional y Democracia.
En algunos países , el crimen trasnacional organizado es un problema estratégico de primer orden, comprendido por su esencia en el área de la política de Defensa Nacional.
Las organizaciones y redes del crimen transnacional consiguen, con ayuda de la corrupción, de la extorsión y de la intimidación, usar para su total beneficio a los mercados abiertos y a las sociedades en decadencia. Más allá de la mera y axial acción económica, se desempeña también necesariamente en los campos político y militar.
El poder de la mafia se extiende cada vez más, a través de su desleal competencia, de manera creciente. Incluye pingues ingresos, armas ilegales, el asesinato, la violencia física y todo el repertorio de acciones imaginables, en función de sus fines.
La crisis del monopolio estatal de la violencia y su exceso de "liberalidad", obra como multiplicador del poder de los mafiosos y les posibilita "readaptar" el sentido del repertorio de acciones heroicas, que constituyó "el legajo del hombre de honor" hace treinta años. A manera de hipótesis, que en muchos casos ya son hechos, es posible pensar que las estrategias de búsqueda de legitimidad de los empresarios criminales, buscan y logran la incapacidad local de reacción de Estado, que obstaculice la actividad criminal.
En la actualidad los grupos mafiosos consideran más eficiente, para neutralizar la acción del Estado, buscar la aceptación de la clase dirigente política-corporativa y el acceso a las redes de poder que el apoyo popular directo, como lo hicieran los terroristas revolucionarios en décadas recientes.
Otra estrategia mucho más directa e igualmente presente en todos los segmentos del mercado ilegal, es el soborno ocasional o regular de miembros o unidades enteras de autoridades políticas, militares, policiales, judiciales o burocráticas.
La corrupción no debe ser considerada como exclusiva de los mercados ilegales. Sin embargo, en los mercados ilegales, la corrupción ocupa un lugar central, que usualmente no ocupa en los mercados legales.
Así las cosas, desde la perspectiva del estado la corrupción de sus funcionarios se asemeja mucho a una hidra de mil cabezas, o a un "balance general de comportamiento ilegal".
La estrategia más eficaz y confiable de las organizaciones criminales (y probablemente la más corrosiva, en lo que a la legitimidad del Estado se refiere) es mantener varios funcionarios estatales en puestos claves en una lista regular de pagos, es decir, establecer verdaderas "redes de infiltración e información". Los círculos sociales, políticos y económicos, que giran en torno al poder a través de las relaciones de amistad o sobornos, pueden posibilitar a los empresarios narcotraficantes accesos de alto nivel, para inhibir a los organismos de la seguridad y de la justicia.
Se trata de una estrategia que, en ocasiones, puede ser más eficaz que la mera compra e infiltración de las autoridades superiores con responsabilidades políticas. Como ejemplo de lo citado, tenemos el caso de Colombia: las campañas de bombas, secuestros y asesinatos desencadenados a partir de mediados del año 1989 por una parte del empresariado narcotraficante, tuvieron costos institucionales extremadamente altos para el Estado colombiano.
De hecho, un reducido número de empresarios narcotraficantes, en unos pocos meses, logró desestabilizar a la sociedad y al Estado de una manera mucho más fulminante que el movimiento guerrillero en casi treinta años de lucha armada.
El imperativo categórico de la maximización de los beneficios se muestra, en ese caso, en forma contundente y sin ninguna ambigüedad. El mercado ilegal no es la cara opuesta de la racionalidad capitalista, sino que es la forma más descarnada que pueden adquirir esos valores, desnaturalizados. Se podría decir que el mercado ilegal es una "radicalización" de esa lógica capitalista, que no soporta contradictores u oposiciones para la realización de sus fines: se derriban los posibles obstáculos que dificulten la consecución de sus fines, con "cualquier" medio. Los grupos del crimen transnacional controlan miles de millones de dólares en activos. Su enorme poderío económico facilita la corrupción nacional e internacional.Socavan gobiernos y la transición a la democracia de las sociedades que devienen del socialismo o del autoritarismo. Minan los intentos de los países en desarrollo y en transición para desarrollar democracias y convertirse en economías de mercado libre.
Las ganancias masivas que obtienen los diversos grupos del crimen organizado transnacional, lavadas en los mercados financieros internacionales, socavan la seguridad del sistema financiero mundial. Entretanto, la competitividad de las empresas legítimas se ve disminuida por la participación del contrabando, el espionaje industrial y tecnológico, el soborno y la podredumbre.
Ninguna forma de gobierno es inmune al desarrollo de las organizaciones criminales transnacionales, ningún sistema legal es capaz de controlar totalmente el crecimiento de ese crimen y ningún sistema económico o financiero está seguro frente a la tentación de obtener ganancias a niveles muy superiores a los que son posibles con las actividades legales.
Las consecuencias son aun más devastadoras en las sociedades en transición, donde el pueblo trata de establecer la democracia, la autodeterminación y el imperio del derecho.
El crimen organizado ha penetrado algunos Estados, desde el nivel municipal hasta el federal, a través del financiamiento de campañas políticas y la elección de sus miembros como parlamentarios.
Los grupos criminales han designado funcionarios de gobierno. En algunos casos, han suplantado al Estado al proporcionar la protección, el empleo y los servicios sociales que ya no pueden obtenerse del nuevo gobierno que lucha por sobrevivir.
Los costos del crimen organizado son impresionantes.
La penetración del crimen organizado en el sistema político impide la aprobación de las nuevas leyes necesarias para las trasformaciones democráticas y el mercado libre. Una autoridad impositiva corrupta y los vínculos del personal del gobierno con el crimen organizado, privan al Estado de los ingresos que necesita.
El crimen organizado y la corrupción endémica amenazan la estabilidad y la transición a una economía de mercado.
En algunos países, el problema del crimen organizado es significativo, pero la actividad criminal que se extiende por toda la región empeora la situación.
Por ejemplo, en toda la ex Unión Soviética operan vínculos criminales y los grupos, cada vez más, actúan recíprocamente con sus homólogos de todo el mundo. Cuando terminó el periodo soviético, muchas de estas naciones en surgimiento quedaron sin la capacidad institucional de ocuparse del crimen organizado. La mayor parte de la pericia y las instituciones que bregan con el problema se quedó en Rusia, que heredó las instituciones centralizadas del estado soviético. Los países nuevos tuvieron que crear sus propias normas y estructuras legales.
En los primeros años de la transición, el crimen organizado y la corrupción crecieron sin que les pusieran trabas las leyes o el personal capaz de ocuparse de ellos.
El desarrollo económico a menudo se detuvo por falta de una estructura legal apropiada y mecanismos apropiados de ejecución de la ley. Los recursos siguieron yendo a manos de la élite como resultado de la corrupción de alto nivel, lo que dejó a la masa de la ciudadanía empobrecida y sin fe en sus nuevos gobiernos.
Los grupos criminales, en combinación con funcionarios corruptos, vaciaron con impunidad los erarios nacionales, robándoles a los ciudadanos comunes y corrientes los bienes que, mediante la privatización, tendrían que haber heredado del estado soviético.
La corrupción y la actividad criminal disuadieron también a los inversionistas extranjeros, reduciendo el crecimiento económico y privando al estado de los ingresos necesarios para reparar la infraestructura gastada y crear nuevas oportunidades económicas. Criminales refinados lavaron en el extranjero miles de millones de dólares en activos, lo que privó al estado de recursos que se necesitaban para pagar salarios y pensiones.
Muchos inversionistas en potencia han decidido que hay lugares más fáciles y seguros donde poner su dinero. Para los que invierten, el alto nivel de corrupción se ha convertido en una preocupación adicional, especialmente para las empresas norteamericanas que deben observar la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero. Esa ley declara delito una diversidad de prácticas, entre ellas el soborno, que son comunes en la región.
El secuestro de los procesos de privatización por parte del crimen organizado y los funcionarios corruptos ha resultado, en muchos de los estados sucesores de la Unión Soviética, en sociedades económicamente polarizadas. En lugar de una clase media en surgimiento, hay ahora una nueva élite pequeña y extremadamente rica, y una gran población empobrecida. Esto es un problema particular en las ex sociedades socialistas donde los ciudadanos fueron educados en una ideología consagrada a la igualdad social. Aunque durante el periodo soviético existía la desigualdad económica, estaba más oculta a la vista que la de la nueva élite, que hace ostentación de su riqueza tanto en el país como en el extranjero.
El nuevo vigor que ha adquirido el crimen organizado a través de las alianzas internacionales es también su debilidad. Las redes de estas empresas son brutales pero frágiles. Aunque esos grupos pueden explotar vacíos en la legislación y la ejecución de la ley en el extranjero, también pueden verse gravemente debilitadas cuando la ejecución de la ley y los fiscales de muchas naciones coordinan sus esfuerzos y estrategias. Si se unen en una causa común, los gobiernos pueden prevalecer contra los grupos criminales y proteger la democracia, los mercados libres y el pueblo.
¿Desde cuándo el crimen organizado ha sido percibido como un peligro para la gobernabilidad democrática?
Este e cambio de percepción del problema ocurrió con la proliferación y diversificación del crimen, que se convirtió en una escalada que movían cada vez más y más dinero, y cuando se comenzaron a hacer patentes los elevados costos que sobre la economía, la salud pública y la política se generaba con las actividades ilícitas, ya no en el carácter local del problema, sino a una escala binacional y mundial, que estaba afectando seriamente las capacidades del gobierno para: ejercer el monopolio de la coacción legal, aplicar la ley y una “justa” administración de justicia y garantizar mínimos en la capacidades de la administración pública para lograr el adecuado, eficaz y equitativo abastecimiento de bienes públicos; y para fungir como un efectivo medio (actor político) para la resolución de conflictos.
En suma, afectando las principales dimensiones de la gobernabilidad democrática. De la misma forma, el desarrollo de actividades ilícitas vía crimen organizado remite a la corrupción de las instituciones políticas fundamentales, tales como procesos electorales, el poder legislativo o el poder ejecutivo al nivel local, así como al poder judicial.Todos estos elementos en conjunto, afectaron severamente el ámbito de la seguridad pública y la condición democrática de los gobiernos mexicanos fronterizos.
Tal afirmación se plantea como una de las conclusiones generales: “las colaboraciones de nuestros autores estadounidenses y mexicanos concluyen que la intervención de las organizaciones delictivas en el sistema político, a distintos niveles, amenazó significativamente la seguridad pública y el gobierno democrático de México desde mediados de los noventa” (Bailey and Godson 2000:307).
Voluntad política , práctica y metodología de trabajo de manera coordinada entres los países.
Una Conferencia de Alto Nivel de las Naciones Unidas contra el Crimen Organizado concluyó con la firma de la primera Convención Internacional contra el Crimen Organizado y los protocolos contra la trata de blancas y la inmigración clandestina.
La sede se escogió como merecido homenaje, no sólo a Palermo, ciudad capital de Sicilia, otrora Capital mundial de la mafia y ahora capital universal de la lucha contra la delincuencia organizada, sino, sobre todo, un reconocimiento al dos veces sindico (1985-1990 y 1993-2000) y ex diputado europeo , Leoluca Orlando, líder por excelencia, hombre carismático, amable, inteligente como el que más, decente, honorable y héroe de la lucha contra la Cosa Nostra Siciliana. El mundo entero, de esta manera y además con numerosísimas manifestaciones de cariño y respeto, le reconoció a Orlando su victoriosa labor en pro del renacimiento de la isla y de su capital.Y la Conferencia dio sus frutos. Fueron frutos cuidadosamente sembrados y cosechados por la ONU durante toda la década de los noventa mediante eventos, conferencias, simposios, reuniones de Asamblea General y toda suerte de convocatorias al consenso internacional para encausarlo por el camino tortuoso de una guerra que tiene como símbolos a los Jueces Palermitanos Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, asesinados por la mafia en 1992, como consecuencia de la implacable conducta asumida por ellos de persecución sin tregua a la "Comisión" (Órgano dirigente de la Mafia Siciliana) y, en general, a toda la Cosa Nostra.
Con la firma de la Convención Internacional por parte de 189 países del universo se inicia una época definitiva en la que todos deseamos que la humanidad diezme o, por lo menos, venza las mafias y todas las organizaciones transnacionales dedicadas a cualquier actividad delictiva, al igual que lo ha hecho la administración Orlando en Palermo. Para ello indiscutiblemente no bastará con la firma de un acto formal como la Convención referida sino que será necesario la construcción de políticas concretas por parte de cada estado que lleven a los delincuentes organizados hasta las cárceles y que conduzcan sus grandes fortunas, estén ellas donde estén, a las tesorerías nacionales en calidad de bienes confiscados. Afortunadamente, a partir de ahora, la sola participación o asociación en una organización criminal transnacional deberá ser tipificada en cada país firmante como un delito penal, al igual que el reciclaje de dinero puerco, la corrupción y la obstrucción a la justicia. El mundo tiene, pues, el primer instrumento de derecho internacional para combatir a muerte todo tipo de criminalidad organizada transnacional.
De ahora en adelante solo es cuestión de voluntad , práctica, método de trabajo y coordinación integral entre los países comprometidos en combatir el crimen organizado trasnacional y su nexo con el terrorismo .
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